MADRID, 10 (SERVIMEDIA)
Los jóvenes con uso problemático de la pornografía (UPP) presentan puntuaciones significativamente más elevadas de ansiedad, depresión y somatización, así como una mayor presencia de otras conductas adictivas como al alcohol, juego patológico, drogas, adicción a internet, uso problemático de videojuegos, compras compulsivas o conducta sexual problemática.
Así lo sostiene una investigación liderada por la psicóloga especializada en adicciones comportamentales e investigadora de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Gemma Mestre-Bach y cuyos resultados se presentaron en el último Congreso de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), celebrado recientemente en Madrid y en el que se profundizó en esta cuestión.
La SEPD recogió y difundió los resultados de esta investigación que se obtuvieron a partir de una muestra de unos mil adolescentes y jóvenes de entre 16 y 24 años (52% mujeres),
Actualmente, ninguno de los grandes manuales diagnósticos de los trastornos mentales (DSM y CIE) reconocen el uso problemático de pornografía (UPP) como un trastorno mental. Sin embargo, en su última edición, el CIE-11 sí reconoció el trastorno de la conducta sexual compulsiva (adicción al sexo) como un trastorno mental incluido en el trastorno por control de impulsos y, dentro de él, el uso problemático de la pornografía fue señalado como un síntoma.
Mestre-Bach explicó que los hombres son más propensos que las mujeres a desarrollar este uso problemático y que los adolescentes son una población "especialmente vulnerable". Sin embargo, al no haber sido reconocido como un trastorno mental es "muy difícil" tener cifras de prevalencia representativas, aunque "estudios recientes estiman que entre el 1% y el 38% de los adultos y entre el 5% y el 14% de los adolescentes podrían desarrollar UPP".
Así, esta falta de reconocimiento debido a las controversias científicas también provoca que existan, hasta la fecha, "muy pocos" estudios que hayan indagado en la patología dual del uso problemático de la pornografía con otros trastornos mentales, según señaló la investigadora.
No obstante, hay "algunas investigaciones" que relacionaron los síntomas de Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) con el UPP, o que vincularon el UPP con el trastorno por juego de apuestas (TJ), señalando que la ocurrencia de ambos se relaciona con una mayor gravedad del TJ, más probabilidad de consumo de sustancias, mayor impulsividad, psicopatología y más dificultades en la regulación de las emociones.
Además, Mestre-Bach señaló que una coocurrencia entre varias conductas problemáticas puede incidir en la respuesta al tratamiento y, por lo tanto, empeorar el pronóstico. Por eso, estos resultados demuestran que es "necesario desarrollar programas de intervención específicos e integradores", de patología dual, adaptados al perfil de riesgo de la población joven, que aborden "simultáneamente" las adicciones comportamentales y otros trastornos mentales como el malestar emocional.
Finalmente, la psicóloga apuntó que su propia investigación sobre tratamiento del uso problemático de pornografía es "todavía muy escasa", pero cuando existe coocurrencia entre este y otras problemáticas, considera "necesario" valorar qué otro trastorno mental hay para ver si es necesario abordarlo en primera instancia.
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