MADRID, 17 (SERVIMEDIA)
El ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, denunció este jueves que el "rostro" de una trabajadora de los cuidados es el de "una mujer mayor de 45 años, extranjera, con un salario bajo y condiciones laborales precarias", lo que, a su juicio, "se parece mucho al retrato robot de la pobreza".
Así lo precisó durante su intervención en la inauguración del acto de presentación de la investigación 'Las trabajadoras de cuidados del Sistema de Dependencia', en la que advirtió de que "no habrá mejora posible" del sistema de la dependencia "sin transformar en profundidad las condiciones laborales en el ámbito de los cuidados".
Con relación al informe, Bustinduy subrayó que aporta "pocas sorpresas" y que confirma que España está "muy por debajo de la media de la OCDE" tanto en lo que se refiere al número de trabajadoras, como de los niveles salariales.
A este respecto, indicó que, según el estudio, "hay profundísimas desigualdades entre territorios y comunidades autónomas" y el de los cuidados sigue siendo un sector feminizado, teniendo en cuenta que en él las mujeres representan más del 80% de la fuerza de trabajo.
"Además, es un sector donde las mujeres mayores de 45 años y de 55 años, hasta un 24% de las trabajadoras, representan un peso demográfico enorme", abundó, al tiempo que señaló que en un 70% de los casos son mujeres nacidas fuera de España, "especialmente" en América Latina, que perciben un salario bruto promedio situado en 10.000 euros por debajo del promedio nacional.
ROSTRO DEL CUIDADO
Asimismo, las tasas de parcialidad y parcialidad voluntaria son "mucho mayores", apostilló, al tiempo que concretó que "el rostro de una trabajadora de los cuidados es una mujer mayor de 45 años, extranjera, con un salario bajo y condiciones laborales precarias.
"Esto se parece mucho al retrato robot de la pobreza en España hoy en día", puntualizó, convencido de que "esto no puede ser" y "no es admisible". "No es admisible para lo que tiene que ver con las políticas sociales y las políticas públicas, ni desde un punto de vista económico ni cultural y no es admisible, desde luego, en términos democráticos", resaltó, al entender que "no puede ser que una labor absolutamente primordial, esencial para la reproducción misma de nuestra sociedad, para que pueda existir, tenga que desarrollarse en estas condiciones".
RETOS DEL SISTEMA
A continuación, el ministro hizo hincapié en que, entre los "retos" en este área, es "absolutamente fundamental" que, "como país", España asuma el "enorme desafío" de financiar un sistema de cuidados que "pueda satisfacer las necesidades crecientes" y de hacerlo "de una manera digna".
"Estamos trabajando en ello para poder recuperar cuanto antes la senda de incremento de la financiación por parte de la Administración General del Estado. Espero que muy pronto pueda haber buenas noticias en ese sentido, porque es una tarea absolutamente esencial", prosiguió, convencido, no obstante, de que la financiación, "por sí sola, es solo una parte de los desafíos que tenemos por delante".
En este punto, mencionó la reforma de las leyes de dependencia y discapacidad aprobada el martes en segunda vuelta por parte del Consejo de Ministros y aseveró que permitirá "darle la vuelta al modelo de nuestro sistema de cuidados en España".
"Y, evidentemente, es parcial y habrá que hacer más cosas, ir más lejos, pero es un primer paso ambicioso y valiente para transformar un sistema que tiene que dar un giro copernicano", sentenció, en referencia a la necesidad de articular un modelo que facilite el tránsito de "un sistema que se ha centrado en la gestión de macro complejos residenciales y que ha pensado en términos de plazas" a otro que "tiene que pensar en términos de personas y de las necesidades, deseos y preferencias de cada quien".
TRANSFORMACIÓN DEL MODELO
Tras señalar que la reforma "tiene que ver exactamente con eso, con avanzar en esa transformación del modelo", Bustinduy valoró como "absolutamente esencial" también desarrollar una tecnología "bien entendida" con el fin de usar "todos los avances" en domótica, robótica o inteligencia artificial para "mejorar las condiciones de vida y de bienestar de las personas".
También, de "generar, a partir del derecho al cuidado, una de las esferas de desarrollo económico más importantes a futuro de nuestro país" al tiempo que se desarrolla una industria "estratégica" que "pase por poner la tecnología al servicio de la política social" y se avanza hacia una economía "que ponga las necesidades y el bienestar de la ciudadanía como primera, absoluta y urgente prioridad".
Junto a ello, el "cuarto eje" de la transformación del sistema es, a su entender, el rol que el trabajo juega dentro de un sistema de cuidados "entendido como un pilar absolutamente imprescindible del Estado social y del Estado del bienestar del siglo XXI".
"Tan importante como hacer ese giro y poner en el centro de cómo funciona el sistema las necesidades, deseos y preferencias de las personas es tener en cuenta a quienes lo sostienen, a quienes lo hacen posible, a quienes se ocupan de todo ese trabajo, que, si un día dejaran de trabajar, colapsaría el país entero", afirmó, teniendo en cuenta que "se sostiene sobre el esfuerzo de millones de mujeres que no obtienen, desde luego, la retribución, pero tampoco el reconocimiento y la valoración social del trabajo que hacen".
SIN RECONOCIMIENTO
Por todo ello, lamentó que las profesionales de los cuidados desempeñen su trabajo "sin reconocimiento, sin visibilidad, sin valoración, sin retribución" pese a que es "un pilar absolutamente esencial" del que, según su punto de vista, "es el mayor desafío que este país tiene a futuro", esto es, el de desarrollar un sistema de protección social "capaz de garantizar el derecho al cuidado con un sistema público universal digno y de calidad".
REFORMA LEY DEPENDENCIA
En este contexto, recordó que la reforma de las leyes de dependencia y discapacidad incluye un artículo nuevo, el artículo 35 bis de la Ley de Dependencia, que se "centra en la calidad del empleo para quienes prestan servicios dentro del sistema".
"Recoge que, a través de la acreditación de calidad de los centros y los servicios del sistema, se establecerán requisitos y estándares de calidad en el empleo e indicadores de seguimiento que deben incluir información sobre sexo, edad, origen, titularidad del servicio", explicitó, para, a continuación, deslizar que se trata de "un primer paso para que, en el propio armazón del sistema, la calidad del empleo, de las condiciones, de los itinerarios socioprofesionales", sea "una variable determinante, que no se pueda ignorar, marginar ni relegar".
En paralelo, consideró que el sistema de la dependencia "debería llamarse el sistema de la interdependencia, porque lo que está detrás es, precisamente, la respuesta que damos a cómo se vertebra nuestra sociedad". "Es el reconocimiento del hecho de que dependemos unos de otros y de que las respuestas a los desafíos tienen que ser comunes", continuó, para criticar la "idea de autosuficiencia" que impera en la sociedad actual "hasta que llega un apagón, hay un incendio, llega una pandemia o un accidente".
QUÉ PASA CON LO INVISIBLE
"Pero esos son solo momentos en los que cristaliza el que un orden social colapsa y entonces se ven estas cosas, pero qué pasa con lo invisible, con el trabajo reproductivo cada día, con quienes nos cuidan y nos protegen?", se preguntó, sabedor de que "todos vamos a ser cuidados y todos vamos a cuidar también" y de la importancia de avanzar hacia una sociedad "que va a garantizar unos niveles mínimos de cuidado, protección y bienestar para todos" con el fin de que "no caiga nadie".
"Eso es lo que está en juego", destacó, al tiempo que confirmó que la "respuesta a esa pregunta" está en decidir entre el "sálvese quien pueda o quien tenga" o generar "los mecanismos necesarios para atender las necesidades sociales entre todos de manera universal y pública".
Para el titular de Derechos Sociales, "eso quiere decir redistribuir la riqueza, garantizar una red mínima de protección social y que las personas que garantizan esos mínimos, las personas que trabajan en el ámbito de los cuidados, tengan unas condiciones dignas, salarios dignos y, sobre todo, el reconocimiento social que se merecen".
"¿Quién aporta más a una sociedad, quien invierte en criptomonedas, los fondos de inversión que compran edificios enteros para echar a las familias de sus barrios o quienes están cuidando a las personas que lo necesitan, quienes les garantizan unas condiciones mínimas de bienestar, dignidad y autonomía", reflexionó, consciente de que "esa es la pregunta que deberá responder esta sociedad en los próximos años".
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