MADRID, 12 (SERVIMEDIA)
La altura media del capó de los coches nuevos que se venden en la UE, Noruega y Reino Unido crece medio centímetro cada año por el incremento de las adquisiciones de vehículos utilitarios deportivos (SUV), lo cual puede dificultar que los conductores vean a niños de hasta nueve años cuando están justo delante del automóvil.
Así se desprende de un estudio realizado por la federación europea Transport & Environment (T&E), junto con la campaña Clean Cities, de la que forman parte las organizaciones españolas Ecodes, Ecologistas en Acción, ISGlobal, Salud por Derecho y ConBici.
El estudio señala que la altura promedio del frontal de los coches nuevos ha pasado de 76,9 centímetros en 2010 a 83,8 en 2024, un incremento progresivo para el que ni la normativa europea ni la española han establecido límites hasta ahora y que coincide con el aumento de las ventas de SUV, que pasaron de un 12% en 2010 al 56% el año pasado.
Esa tendencia forma parte del reciente fenómeno de 'carspreading' ('coche en expansión'), con el que los SUV de gran tamaño acaparan espacio en las ciudades y son más peligrosos en caso de siniestro vial.
En las pruebas realizadas para el informe, los conductores de los vehículos con la parte delantera más alta no podían ver a niños de hasta nueve años cuando estaban de pie y justo delante del coche.
Cuando se produce un atropello, los automóviles con capó alto suelen impactar en personas adultas por encima del centro de gravedad y a menudo afectan primero en órganos vitales.
Cuanto más alta sea la parte delantera del vehículo, mayor será la probabilidad de que una persona sea empujada por el coche -en lugar de ser desplazada hacia un lado- a velocidades de hasta 50 km/h, lo que multiplica el riesgo de sufrir heridas mortales.
MENOS VISIBILIDAD
Un estudio, basado en accidentes que afectaron a 300.000 usuarios de la vía pública en Bélgica, sugiere que un aumento de 10 centímetros en la altura del capó (de 80 a 90 centímetros) aumenta el riesgo de muerte en un 27% para peatones, ciclistas y otros usuarios vulnerables de la vía pública.
Los capós altos también reducen la visión de los conductores sobre otros usuarios de la vía. Pruebas encargadas por T&E revelan que un conductor del modelo con el frontal más alto en las carreteras de la UE y Reino Unido (la RAM TRX) no puede ver a niños de hasta nueve años de pie justo delante, lo mismo que otro de un Land Rover Defender con niños de hasta cuatro años y medio.
Además, los SUV y las camionetas con frontales elevados también representan entre un 20% y un 50% más de riesgo de lesiones graves para ocupantes de vehículos más pequeños en caso de colisión.
"Los capós más altos representan un peligro para peatones, ciclistas y conductores de vehículos convencionales. Es imposible ver a niños de pie frente a algunos de los capós más altos. La creciente tendencia hacia los SUV significa que este problema solo empeorará a menos que establezcamos límites", según James Nix, gerente de políticas de vehículos de T&E.
Barbara Stoll, directora sénior de la Campaña Ciudades Limpias, indicó que "cada día un niño muere en nuestras carreteras, pero se fabrican coches tan grandes que los hacen invisibles desde el asiento del conductor".
"¿Cómo es eso aceptable? Afortunadamente, cada vez más líderes municipales se oponen a la proliferación de coches y defienden lo que los ciudadanos realmente desean: calles seguras y verdes sin vehículos gigantes. Las ciudades deben ir más allá y con mayor rapidez para restringir los SUV de gran tamaño, recuperar el espacio público y priorizar la seguridad y a las personas", añadió.
En España, los SUV representan ya más del 55% de las nuevas matriculaciones de coches, una cifra que ha ido aumentando desde 2012. "Es problema de seguridad pública, no solo de diseño", insistió Carmen Duce, coordinadora de Ecologistas en Acción y de la campaña la campaña Clean Cities en España.
PROPUESTA LEGISLATIVA
Por ello, más de 30 organizaciones -bajo el liderazgo de T&E y Clean Cities- han enviado una carta a la Comisión Europea en la que proponen que inicie los trabajos para una propuesta legislativa que limite las dimensiones de los nuevos coches para 2035 (en concreto, que la altura máxima del capó no supere los 85 centímetros) y se comprometa a publicarla antes de julio de 2027.
Ese plazo hasta 2035 ayudaría a minimizar las perturbaciones en la producción y los diseños existentes.
Además, T&E y Clean Cities apuntaron que las autoridades nacionales y municipales deberían hacer que los impuestos y las tarifas de aparcamiento sean "más justos", vinculándolos al peso y al tamaño de los vehículos.
"No se trata solo de seguridad vial, sino de cómo queremos que sean nuestras ciudades. Más espacio para coches grandes significa menos para juegos, bicicletas y terrazas. Hay alternativas más seguras, limpias y eficientes", concluyen desde Clean Cities España.
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