BARCELONA, 06 (SERVIMEDIA | Nuria Val y Pablo Taboada, enviados especiales)
La XXVIII Conferencia de Presidentes celebrada este viernes en el Palacio de Pedralbes de Barcelona se saldó sin ningún acuerdo entre el Gobierno y las comunidades autónomas tras una cumbre de alta tensión en la que se evidenció el choque entre el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y las comunidades del PP.
La cita se preveía convulsa por la incapacidad de Gobierno y comunidades de consensuar un orden del día. Los barones del PP llegaron a amenazar con plantar a Sánchez y llevar a los tribunales una convocatoria que consideraban "ilegal". El Ejecutivo, finalmente, cortó el órdago y aceptó una agenda con 14 puntos entre los que Sánchez destacó un plan estatal de vivienda que naufragó ante la falta de apoyos.
"No se puede acordar nada si te piden elecciones a la primera de cambio. Esto es un órgano de consenso y no para mezclar asuntos partidistas", señalaron fuentes del Gobierno, quienes afirmaron estar "contentos" con el resultado porque "Cataluña vuelve a la institucionalidad" y "se logró hablar de materias que importan a la ciudadanía como la vivienda".
Los presidentes del PP reclamaron en bloque y adelanto electoral, algo que "no gustó al presidente del Gobierno", según recalcaron fuentes de La Moncloa a Servimedia. Sánchez intervino a este respecto para responder a los barones populares que "la intención del Gobierno es respetar los tiempos de la democracia y celebrar las próximas elecciones en el año 2027, cuando tocan".
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, fue más allá asegurando que Sánchez tendrá que convocar elecciones "a palos". Unas declaraciones que desde el Ejecutivo tacharon de "muy graves" porque consideran que pueden incitar a la violencia. El PP no se da por vencido y sigue animando a los españoles a manifestarse este domingo en la Plaza de España para pedir la dimisión de Sánchez. En la concentración participarán los mismos presidentes autonómicos que se reunieron con el presidente del Gobierno 48 horas antes.
PROTAGONISMO DE AYUSO
El Ejecutivo también criticó el protagonismo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien ya avisó un día antes que abandonaría la reunión antes que ponerse pinganillo, y consumó su amenaza cuando el lehendakari, Imanol Pradales, intervino en euskera. Otros presidentes del PP, como el valenciano Carlos Mazón y el murciano Fernando López Miras, decidieron prescindir del sistema de traducción simultánea.
Pradales tildó de "intolerable falta de respeto al euskera" el "numerito" de Ayuso, a quien acusó de querer volver a los tiempos de la dictadura, y cargó contra los presidentes que "no se han puesto el pinganillo, que han sido más de uno". La escena se repitió con Illa, que avisó a Ayuso en rueda de prensa de que "el uso del catalán, euskera y gallego son patrimonio de todos y son una riqueza colectiva".
Ayuso justificó su posición, apoyada por la dirección nacional del PP y otros barones de su partido que no se retiraron. "No tiene sentido que en los pasillos estemos hablando en perfecto español entre todos y que luego me tenga que poner un pinganillo para entenderme en mi casa, en España, en Cataluña, con presidentes autonómicos", declaró.
Ayuso esperó en una sala contigua y se reincorporó con la intervención del presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, quien hizo un breve saludo en gallego y se mostró "orgulloso" de su lengua propia. Sin embargo, optó por intervenir en castellano para que se le entendiera "sin intermediarios". Misma decisión que Mazón o la balear Marga Prohens. "Visto lo visto yo empezaría mi intervención en panocho", tiró de ironía López Miras para rebajar la tensión de la cita.
Unos minutos antes, y como preludio de una cumbre marcada por el clima de hostilidad, Ayuso espetó a la ministra de Sanidad, Mónica García, si iba a "a darle un beso a una asesina" a colación de la oposición de Más Madrid a los "protocolos de la vergüenza" durante la pandemia. Ambas se encararon hasta que intervino una encargada de protocolo, que instó a la ministra a continuar con el desfile de apretones de manos y zanjó el incidente.
CERO ACUERDOS
Por otro lado y también molesto se sumó a las críticas el barón socialista Emiliano-García Page, quien aseguró que Sánchez le volvió a cortar su turno de palabra, como ya hizo en la anterior Conferencia de Presidentes, pese a que fuentes del Gobierno negaron que esto sucediese. "Pensaba que esta vez no sería interrumpido", dijo con sorna en una rueda de prensa posterior a esta cita.
La reunión transcurrió con mucha rapidez, ya que fuentes presentes explicaron que había un reloj con un cronómetro que, cuando quedaban 30 segundos de tiempo de intervención, se ponía en naranja, y en rojo cuando se agotaba. Por otro lado, también explicaron que la comida se sirvió sobre las 13.00 horas mientras los presidentes explicaban sus propuestas, molestando a Ayuso y la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola.
La jornada concluyó sin ningún acuerdo en las 14 materias a tratar y varios barones lo resumieron con un diálogo entre el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, y Sánchez en el turno de ruegos y preguntas: "Presidente, si no vamos a votar las recomendaciones ¿tenemos que entender que no estás de acuerdo con nada? Sí, eso es".
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