MADRID, 31 (SERVIMEDIA)
Renfe estimó en 11,2 millones de euros el coste de las 6.568 incidencias vinculadas con actos de vandalismo que se registraron en 2024, la mayor parte de ellas relacionadas con grafitis, aunque también con rotura de cristales o de elementos de seguridad.
Renfe colaboró con la Policía Nacional en una operación que ha culminado con la detención de 29 personas como presuntos autores de 287 grafitis en trenes, y también se han esclarecido 319 hechos delictivos ligados a ello, con 187 delitos de daños y 32 de desórdenes públicos.
La investigación se inició en septiembre de 2024 y requirió de la coordinación de distintas unidades policiales y del personal de seguridad de Renfe en varios puntos del país, y se saldó con 18 detenidos en Madrid, cuatro en Málaga, dos en Valencia, otros dos en Barcelona, y uno en Alicante, Soria y León, respectivamente.
"Renfe agradece y reconoce el esfuerzo de la Policía Nacional, la Guardia Civil y del resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la lucha contra el vandalismo en el sector ferroviario, una lacra que genera un grave perjuicio económico y social", expresó este sábado en un comunicado.
Renfe recordó que los actos vandálicos, más allá de su coste económico, comprometen la seguridad de los viajeros y trabajadores, provocan retrasos y reducen la calidad del servicio.
24 MILLONES DE EUROS EN LIMPIEZA
Renfe también informó de que entre 2023 y 2024 limpió más de 147.230 metros cuadrados de grafitis en sus trenes en toda España, el equivalente a más de 20 campos de fútbol.
Este esfuerzo representa un coste económico anual de alrededor de 24 millones de euros, incluyendo tanto gastos directos como indirectos. Este importe incluye productos de limpieza, personal, equipos de protección, costes energéticos, gestión de residuos y medidas de seguridad para prevenir que estos actos vandálicos se reproduzcan.
Estas tareas requieren más de 10.000 horas netas al mes de trabajo por parte de los empleados de limpieza.
En términos de impacto medioambiental, Renfe calculó que anualmente se utilizan 16.000 litros de pintura por parte de los grafiteros, compuesta por sustancias tóxicas como benceno y 1,3-butadieno, generando 40.000 botes de pintura como residuo peligroso.
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