MADRID, 26 (SERVIMEDIA)
El pez depredador prehistórico 'Otodus megalodon' no se alimentaba únicamente de otros grandes animales depredadores en la cima de la cadena alimentaria, como las ballenas, ya que el zinc detectado en fósiles ofrece pistas sobre otras presas y apunta que su dieta era más amplia.
Así se explica en un estudio liderado por Jeremy McCormack, del Departamento de Geociencias de la Universidad Goethe de Fráncfort (Alemania), y publicado este lunes en la revista 'Earth and Planetary Science Letters'.
El 'Otodus megalodon' fue el pez depredador más grande de la historia de la Tierra: con una longitud de hasta 24 metros, era más largo que un camión con remolque y pesaba casi el doble.
Sus mandíbulas albergaban dientes triangulares del tamaño de una mano y su mordida tenía la fuerza de una prensa hidráulica industrial. Nadó por los océanos del mundo entre 20 y 3 millones de años atrás, frecuentemente a la caza de presas para satisfacer una demanda calórica tan grande como su tamaño, pues requería unas 100.000 kilocalorías diarias. La ciencia asumía ampliamente que la principal ingesta calórica del megalodón provenía de ballenas.
Al menos eso es lo que hacía si una ballena se acercaba, según McCormack. Sin embargo, el megalodón se alimentaba de una gama de presas mucho más amplia de lo que se suponía.
DIENTES FOSILIZADOS
Los investigadores, pertenecientes a instituciones de Alemania, Austria, Estados Unidos y Francia, examinaron dientes fosilizados de megalodón, que son prácticamente todo lo que queda del pez cartilaginoso que le dio al tiburón su nombre. Megalodón significa 'diente grande'.
Los científicos extrajeron zinc de los dientes fósiles, un elemento presente en variantes atómicas (isótopos) de diferentes pesos y que se ingiere con los alimentos, por lo que se almacena en músculos y órganos una menor cantidad del isótopo zinc-66, más pesado, que del zinc-64, más ligero.
En consecuencia, el tejido de los peces que se alimentan de peces absorbe significativamente menos zinc-66 y aquellos que, a su vez, los cazan para alimentarse absorben aún menos. Por ello, el 'Otodus megalodon' y su pariente cercano, el 'Otodus chubutensis', presentaron la proporción más baja de zinc-66 a zinc-64 en la cima de la cadena alimentaria.
"Dado que desconocemos la proporción de los dos isótopos de zinc en la base de la pirámide alimenticia en ese momento, comparamos los dientes de varias especies de tiburones prehistóricas y actuales entre sí y con los de otras especies animales. Esto nos permitió obtener una idea de las relaciones depredador-presa hace 18 millones de años", explica McCormack.
Los dientes gigantes que utilizaron para su estudio provenían principalmente de depósitos fósiles en Sigmaringa y Passau (Alemania). Hace 18 millones de años, un estuario de menos de 200 metros de profundidad fluía a lo largo de los Alpes, repleto de otras especies de tiburones junto con el megalodón.
"La dorada, que se alimentaba de mejillones, caracoles y crustáceos, constituía el nivel más bajo de la cadena alimentaria que estudiamos. Las especies de tiburones más pequeños, como los tiburones réquiem y ancestros de los cetáceos, delfines y ballenas actuales, ocupaban los siguientes puestos. Los tiburones más grandes, como los tiburones toro, se encontraban más arriba en la pirámide alimentaria y en la cima se encontraban tiburones gigantes como 'Araloselachus cuspidatus' y los tiburones 'Otodus', entre los que se encuentra el megalodón", explica McCormack.
FLEXIBLE
Este investigador enfatiza que los tiburones 'Otodus' no pueden diferenciarse claramente de los niveles inferiores de la pirámide: "El megalodón era, sin duda, lo suficientemente flexible como para alimentarse de mamíferos marinos y peces grandes, tanto de la cima de la pirámide alimentaria como de los niveles inferiores, dependiendo de la disponibilidad", subraya.
Según McCormack, esto significa que es necesario revisar la idea de que los tiburones Otodus se centran en los mamíferos marinos para alimentarse. "Nuestro estudio tiende más bien a presentar al megalodón como un generalista ecológicamente versátil", recalca.
Las comparaciones entre los fósiles de Sigmaringa y Passau, por ejemplo, mostraron que las criaturas de Passau se alimentaban más de presas de los niveles inferiores de la pirámide alimenticia, lo que también apunta a diferencias regionales en la distribución de las presas o a cambios en su disponibilidad en diferentes momentos.
Estudios anteriores, incluido uno dirigido por McCormack, indicaron que, al menos en parte, el auge del gran tiburón blanco moderno es el culpable de la desaparición del megalodón.
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