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Francisco Muro de Iscar - A garrotazos y sin aprender nada

Francisco Muro de Iscar
jueves, 21 de agosto de 2025, 08:00 h (CET)

MADRID, 20 (OTR/PRESS) Las instituciones públicas deben estar al servicio del público, atender al interés general, ser capaces de prevenir problemas o catástrofes, tener capacidad para analizar los errores y los fallos del sistema y tomar medidas para que no se repitan o, si lo hacen, disponer de los medios necesarios para minimizar sus consecuencias. Para eso sostenemos con nuestros impuestos unas Administraciones Públicas y para eso tenemos un Gobierno que es la primera institución del país al servicio de los ciudadanos y del bien común. "Nos cuesta aprender que es absurdo culpar a los demás por nuestros problemas", decía hace poco la escritora Catherine Lacey. Cuando hay un problema grave nos cuesta más todavía afrontarlo a fondo y juntos en lugar de pelearnos por descubrir de quién son las competencias y las obligaciones, utilizar el ventilador para echar mierda sobre los otros y emprenderla a garrotazos. No aprendemos ni siquiera cuando nos equivocamos. Y no rectificamos.

En pocos años hemos tenido excelentes oportunidades para demostrar que nos gobierna la inteligencia y el sentido común. Del COVID, ya seis años, no aprendimos nada. Nos enfrentábamos a algo desconocido pero cuando se venció con un esfuerzo sobrehumano y miles de muertos, no se hizo una auditoría de lo que falló, de lo que necesitábamos y no teníamos, de cómo reforzar los mecanismos sanitarios para estar preparados ante otro posible brote, de reforzar a nuestros personal sanitario. Lo prometió el ministro Illa, pero él se fue a Cataluña y ni se hizo esa auditoría ni hay un Plan Nacional de Emergencias Sanitarias consensuado que se pueda aplicar y funcione.

En septiembre de 2021, una tragedia asoló la isla de La Palma. El presidente y los ministros hicieron decenas de viajes a la isla y prometieron todo para que se pudiera volver a la normalidad lo antes posible. ¿Cuántos ministros han vuelto allí después? Ni siquiera el presidente del Gobierno se ha acercado este verano aprovechando su cercanía vacacional. Y los problemas siguen, faltan viviendas y las ayudas no han llegado a muchos. ¿A quién le importa?

La DANA de Valencia, hace ya casi dos años, ¡dos años!, demostró la incompetencia de unos y de otros para prevenir y la falta de interés real para poner los medios que eviten otra. "Si quieren ayuda, que la pidan", dijo el presidente del Gobierno entonces. Si no hubiera sido por los voluntarios, la tragedia hubiera sido mucho peor. Siguen echándose las culpas unos a otros, pero las ayudas no llegan y la normalidad es una quimera.

Llevamos años con una crisis migratoria profunda y este Gobierno es incapaz de poner los medios para afrontarla ni tiene una propuesta seria para afrontar la solución mediante el consenso con la oposición y con las autonomías. Ni siquiera es capaz de trasladar y repartir a los 4.000 menores no acompañados que están hacinados en Canarias, como el Supremo le ha conminado a hacer. En lugar de solucionar un problema crea diez y enfrenta a todos contra todos, culpando a unos y excluyendo a otros.

Y, ahora, los incendios que asolan media España. Desde el primer día el Gobierno dijo que las competencias no eran suyas sino de las comunidades autónomas. Al quinto día, el Gobierno preguntó qué medios había disponibles. Al noveno, el presidente interrumpió sus vacaciones por un rato. Al décimo pidió ayuda a Europa. Después dijeron que era imposible apagar los incendios. Y luego propuso un "pacto de Estado contra la Emergencia Climática". Mientras, España ardía, muchas personas perdían sus casas, sus bienes y toda España una riqueza que tardará diez o quince años en recuperarse si se ponen los medios. No se ha hecho nada por evitar los incendios. Tenemos unos bosques abandonados y una legislación que impide cuidarlos y protegerlos. Tenemos sistemas obsoletos para la detección y prevención y para la evaluación del riesgo. Disponemos de brigadas mal pagadas que trabajan en condiciones precarias. ¿Para qué sirve el Ministerio de Transición Ecológica? ¿Qué ha hecho antes con Teresa Ribera y ahora con Sara Aagesen? ¿Qué han hecho los otros ministerios afectados, cuyos responsables han seguido de vacaciones? ¿Qué han hecho los anteriores responsables y qué hacen las comunidades autónomas?

Este año vamos a pagar 42.000 millones de euros por los intereses de nuestra deuda. Con una pequeña parte de ese dinero se podrían solucionar los problemas de La Palma, de los damnificados de Valencia, de la catástrofe personal y ecológica de este verano y hasta de la inmigración. De quién son las competencias no importa cuando el país sufre una tragedia. Es un escándalo que incapacita al Gobierno y a los demás responsables. Pero a garrotazos no aprendemos nada, no solucionamos nada.

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