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La Justicia de Australia ha imputado este lunes a una mujer de origen chino por la comisión de presuntos delitos de espionaje e "injerencia extranjera" en los asuntos internos del país, que ha registrado un aumento de este tipo de casos a medida que crece la tensión con el gigante asiático. La Policía australiana ha indicado que la mujer, cuyas acciones "seguían directrices y objetivos de la Inteligencia china", ha sido acusada de supervisar las actividades de "supuestos disidentes chinos en el extranjero" al espiar las acciones de un grupo budista local. Así, las fuerzas de seguridad --que han confirmado que la mujer reside permanentemente en el país y fue detenida en el marco de una serie de redadas realizadas durante el fin de semana-- han acusado a la Oficina de Seguridad Pública de China de estar detrás de estas acciones. "Durante estas redadas se hallaron numerosos aparatos electrónicos, que están ahora siendo analizados", ha apuntado la Policía en un comunicado, que llega tan solo una semana después de que el Gobierno australiano situara la amenaza de China como una de las más graves para el país a pesar de que las relaciones mejoraron a finales de 2024 entre las partes. En caso de ser hallada culpable, podría enfrentarse a una pena de hasta 15 años de prisión.
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