
Salvamento Marítimo, dependiente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible a través de la Dirección General de la Marina Mercante, ha concluido con éxito una operación submarina de supervisión del petrolero Woodford, que permanece hundido frente a las costas de Castellón desde el año 1937.
El pecio se encuentra a una importante profundidad, de 80 metros, lo que dificulta considerablemente las operaciones submarinas. Ya en 2012, Salvamento Marítimo realizó una operación sin precedentes para examinar el pecio y extraer del mismo una gran cantidad de fuel (450 metros cúbicos de hidrocarburo).
"El objetivo de esta reciente operación --junio-- era comprobar el estado del pecio más una década después de nuestra primera intervención", ha afirmado Rafael Bautista, jefe de servicio de Operaciones Especiales y Lucha contra la Contaminación de Salvamento Marítimo. Las pruebas realizadas por Salvamento Marítimo han confirmado que no se aprecian fugas de combustible y que, de haber pérdidas, son residuales.
FASES DEL OPERATIVO RECIENTE
El pasado mes de junio, el equipo de Operaciones Especiales de Salvamento Marítimo, al mando de Rafael Bautista, volvió al lugar del hundimiento para realizar una inspección de reconocimiento y comprobar el estado del pecio. En la operación, dividida en cuatro fases, se realizaron dos inmersiones con un vehículo de inspección submarina por control remoto (ROV).
En la primera inmersión del ROV, el miércoles 18 de junio, se realizó una primera fase de reconocimiento general alrededor del buque, comprobando si había redes de pesca, cabos o cables enredados que pudieran suponer un peligro de atrapamiento para el propio vehículo ROV.
Una vez comprobada la ausencia de elementos peligrosos, se pasó a una segunda fase, en la que se inspeccionó detalladamente la cubierta principal del buque. Así, se comprobó el castillo de proa, el puente de mando, el costado de babor de la cubierta principal y la parte de popa llegando hasta la hélice y el timón. En toda esta fase previa de inspección no se detectó ninguna fuga de hidrocarburo del pecio.
Al día siguiente, con mar en calma, se inició la segunda inmersión en la que se llevaron a cabo las siguientes fases: la tercera fase consistió en tratar de localizar las bridas ciegas o tapas, que se colocaron en lo orificios practicados en el casco para poder extraer el hidrocarburo en las operaciones de 2012.
"La vegetación y vida sobre el pecio ha crecido mucho en estos años y ha tapado las bridas. Pudimos localizar las de los tanques 8 y 9 babor, completamente camufladas por el sedimento depositado sobre ellas. Las estuvimos observando y comprobando que estaban intactas y no había ninguna fuga", ha explicado el jefe de área de Operaciones Especiales y Lucha contra la contaminación (LCC) de Salvamento Marítimo, Juan Ferrer, coordinador de la Operación.
Por último, la cuarta fase consistió en una inspección más detallada del casco del buque por el costado de babor, sobre todo en la zona central, donde se sitúan los 9 tanques de carga. De haber habido alguna fuga, probablemente se hubiera localizado aquí, ya que es donde se almacenaba la carga de fuel del buque.
"No conseguimos localizar ninguna fuga, lo que es una buena señal, y nos hace suponer que las pérdidas que pueda tener el pecio son residuales, de los restos que puedan quedar entre los refuerzos de los tanques", ha asegurado Ferrer.
Finalizada la inspección del casco, el equipo de Operaciones Especiales de Salvamento Marítimo volvió a revisar la cubierta principal, donde inspeccionaron las distintas tapas de los tanques, elementos de cubierta, los restos de los dos mástiles y, ya en la popa, la chimenea del barco.
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