MADRID, 22 (OTR/PRESS) Sí, lo sé. Es muy difícil decir NO a aquellos con los que tienes más coincidencias ideológicas y vitales que discrepancias, con los que te identificas como miembro de la misma "tribu". Pero me sorprende que quienes, por su relieve social, se pueden permitir decir NO, prefieran callarse o cerrar filas con los de su tribu, no vaya a ser que alguien les diga que no hacerlo supone dar munición a los adversarios, y claro, los adversarios, debidamente deshumanizados, representan lo reaccionario. Así pues hay quienes renuncian, no sé si a pensar, pero sí a ser críticos con lo que sucede a su alrededor, y prefieren refugiarse en una zona de confort desde donde ver la realidad de un solo color. Dadas las circunstancias no está de más recordar aquel debate que enfrentó a Camus y a Sartre. Ambos hombres de izquierda pero con posiciones distintas. A grosso modo se resume en que Camus creía, y así lo hizo, que no se podía ni callar, ni mucho menos justificar, la falta de libertad y violación de los derechos humanos en la Unión Soviética. Sartre, sin embargo, opinaba que "denunciar" las políticas de la Unión Soviética favorecía a los partidos reaccionarios. Esas dos actitudes ante la realidad les llevó al enfrentamiento público y a poner un punto y aparte en su relación. Hoy en día hay quienes, atemorizados por la posibilidad de que les puedan señalar como "compañeros de viaje" de la derecha, prefieren callar y en ocasiones jalear a quienes, diciéndose de izquierdas, gobiernan cometiendo atropellos varios, ya que persiguen a los medios de comunicación que no les son afines, o que no dudan en saltarse la Constitución a la torera, y hacen lo que sea por mantenerse en el poder, aunque sea pactando con quienes quieren acabar con nuestro modelo constitucional, amén de colonizar las instituciones o de acusar a los jueces que aplican la ley de hacerlo con fines políticos. Pero precisamente es desde el poder de donde se intenta poner a la Justicia a la orden de sus intereses. Recordando aquel enfrentamiento entre Sartre y Camus es indudable que Camus mantuvo una posición ética y Sartre hizo suyo eso de que el fin justifica los medios. Les diré que me resulta decepcionante que quienes se pueden permitir decir alto y claro NO a determinadas prácticas y modos de gobernar prefieran no hacerlo y apuntar en dirección contraria. Y sí, lo entiendo, es más difícil asumir el papel de Camus que el de Sartre, y sobre todo es un papel menos lucido.
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