MADRID, 22 (OTR/PRESS) Siete veces llevamos contadas del rechazo de la Unión Europea a incluir el catalán, el euskera y el gallego como lenguas oficiales. El último portazo o, por mejor decir, la última larga cambiada tuvo lugar en la reunión del Consejo de Asuntos Generales celebrado el pasado viernes en Bruselas. La delegación española lleva dos años intentándolo sin éxito. Una de las razones que explican la negativa de nuestros socios en Europa es porque tienen pleno conocimiento del origen de la insistencia por parte de España. Saben que detrás del repentino fervor plurilingüista se esconde el compromiso de Pedro Sánchez con los partidos separatistas catalanes. En primera línea Junts, cuyo líder, el fugado Carles Puigdemont, exige como condición para mantener el apoyo parlamentario al Gobierno español la presentación del catalán como candidato a ser reconocido como lengua de uso oficial en las diversas instituciones europeas. El interés de Sánchez por el catalán y el euskera es muy reciente, no se manifestó hasta que hizo recuento de votos y cayó en la cuenta de su precariedad en el Congreso. Además, está la cuestión de las prioridades de la Unión Europea. Lo expresaba con claridad Xavier Bettel, ministro de AA.EE de Luxemburgo: "Hemos necesitado días para acordar sanciones a Rusia y no somos capaces de tomar decisiones sobre Israel o un alto el fuego en Palestina, ¿pero vamos a aprobar el gallego, el euskera y el catalán? Si al final del día la gente se pregunta hacia dónde va Europa, esta es la cuestión". Un diplomático que por una vez no se refugia en las anfibologías y se le entiende todo al plantear la escala de prioridades de la política exterior europea. Pertenecemos a una institución, la UE, en la que el español es lengua oficial en pie de igualdad con los restantes 26 socios. Las servidumbres políticas de Pedro Sánchez se manifiestan en este asunto como una cuestión que atañe únicamente a la política interior española. El catalán, el euskera y el gallego gozan de reconocimiento oficial en sus respectivas comunidades autónomas con el respaldo de la Constitución. En los países europeos que forman parte de la Unión hay decenas de lenguas de ámbito regional: 60 según Eurydice, el portal de educación de la UE, circunstancia que, ante un hipotético reconocimiento de la tres españolas mencionadas, abriría un babélico melón. A la vista del resultado de las votaciones, en Europa, que los separatistas catalanes mantengan un discurso que les lleva a proclamar que Cataluña es una nación sin Estado, ni conmueve ni convence.
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