MADRID, 21 (OTR/PRESS) Me confieso impactado por la excelente, rigurosa y oportuna pieza informativa firmada este lunes por Manuel G. Pascual en El País sobre la implicación de las grandes empresas tecnológicas de EE.UU. en "el negocio de la guerra". Nos remite al fondo del asunto: mutua aniquilación física de los seres humanos como una forma de lucro. Tiene su coartada de carácter histórico. Siempre cursó en clave política a partir del viejo mantra de Flavio Vegecio: "Si vis pacem, para bellum" (Si quieres paz, prepárate para la guerra). La frase ha sido recurrente en los discursos políticos e ideológicos como coartada pacifista: se la aplican los gobernantes que nos venden la idea de que prepararse para la guerra es la mejor manera de evitar un conflicto. Me parece una trampa. Más nos hubiera valido que la idea de progreso hubiera ido hermanada al reverso amable de la frase. A saber: si quieres paz, prepárate para la paz. Pero ya sabemos que la idea de progreso no puede imponerse por decreto como algo unívoco de aplicación obligatoria porque, según dice Curtis Yarvin, uno de los teólogos de la llamada ilustración oscura, "el progreso para la garrapata no es similar al progreso para el perro". Nos cuenta Pascual que los gigantes tecnológicos de Silicon Valley (Open AI, Amazon, xAI, Microsoft, Google, Meta...) han pasado de la noche a la mañana de evitar sinergias con la industria militar a firmar grandes contratos con el Pentágono y con el ejército israelí. Inmediatamente he asociado esta diabólica novedad a la mirada dormilona que las instituciones internacionales y los gobiernos de la parte "civilizada" del mundo vienen dedicando al horror televisado que el Ejército israelí perpetra en la franja de Gaza contra la población civil. Mirada cómplice, que se hace insoportable cuando las víctimas son mujeres y niños en las colas del hambre (870 muertos por disparos desde finales de mayo). ¿A esta clase de guerra, la de un Ejército armado hasta los dientes frente a una masa de civiles desplumados y hambrientos, van a dedicar las grandes tecnológicas americanas, sus aportaciones en materia de drones, inteligencia artificial, realidad virtual? ¿Es para esta clase de guerra para la que Trump, la muleta política y militar de Netanyahu, obliga a sus aliados, incluida España, a acometer costosos planes de rearme militar? Nos recuerda Pascual que los "tecnomagnates" de Silicon Valley han tomado muy buena nota de que Trump quiere invertir un billón de dólares en 2026 para "modernizar" sus fuerzas armadas. Tomamos nota. Lo malo es que tras esa "oportunidad de negocio" late el desprecio al derecho internacional y a la dignidad del ser humano. Vuelven los tiranos, dispuestos a demostrar que el poder es demasiado serio como para supeditarse a los derechos humanos y las leyes de la democracia.
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