MADRID, 10 (OTR/PRESS) Creo que por el único ministro de Hacienda que he sentido simpatía fue Francisco Fernández Ordoñez, desde él pasando por sus sucesores a derecha e izquierda ,la verdad es que todos han sido, son, manifiestamente mejorables. Aun así, resulta inquietante la noticia del procesamiento de Cristóbal Montero, al que se le acusa de haber favorecido a ciertas empresas cuando era Ministro de Hacienda. Sin duda, al Gobierno le viene de perlas este procesamiento porque creen que así pueden jugar a eso del "y tú más", y volver a situar la corrupción en el ámbito del PP. Se equivocan, porque a cada cual lo suyo y los escándalos actuales en filas socialistas, son de tal magnitud, que no sirven casos del pasado para tapar los del presente. Los tribunales dirán si es culpable pero en el imaginario de los contribuyentes don Cristóbal no dejó un buen recuerdo. Actuó con arbitrariedad cambiando leyes con efectos retroactivos, lo que un día era de una manera, al siguiente era de otra. A don Cristóbal le parece venir como anillo al dedo ese refrán de "dime de lo que presumes y te diré de lo que careces" y él, el hombre que impulso una amnistía fiscal a la que denominó 'regulación', y que naturalmente benefició a quienes tenían dinero, sin embargo fue implacable con los ciudadanos de a pie. Que a un exministro de Hacienda se le procese por sus actuaciones cuando desempeñaba su función como ministro es doblemente grave. Naturalmente nadie es culpable hasta que no lo diga un tribunal y por tanto el señor Montoro tiene derecho a la presunción de inocencia, pero, mientras, tiene mucho que explicar a los ciudadanos. Y más allá del escándalo de este procesamiento es evidente que en nuestro país no hay suficientes cortafuegos o controles precisos y eficaces que impidan que, quienes están al servicio de los ciudadanos, hagan de su capa un sayo y puedan sacar provecho personal en unas ocasiones y en otras muchas provecho político. Sucedió en el pasado y sucede en el presente. Por eso la pretensión del actual Gobierno de sacudirse la responsabilidad de los casos de corrupción que le acechan a cuenta de la corrupción del pasado es un ejercicio cuasi inútil. Que, presuntamente un ministro de Hacienda favorecieron los intereses de determinados colectivos es una sinvergonzada, pero también lo es, que se rompa la caja única y se cambie el sistema fiscal en favor de una comunidad autónoma para que el Presidente de Gobierno siga instalado en la Moncloa. Vamos, que el Gobierno actual no puede dar lecciones. Eso sí, a los unos y a los otros se les debería de caer la cara de vergüenza.
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