MADRID, 4 (OTR/PRESS) Sí en el transcurso de la investigación que lleva el Tribunal Supremo sobre una trama de corrupción cuyos indicios han desembocado en la entrada en prisión de Santos Cerdán, ex secretario de Organización del PSOE, encausado bajo la acusación de dirigir una organización criminal, aparecieran pruebas suficientes de qué la mencionada trama encubría la financiación ilegal del Partido Socialista, resulta difícil pensar que dicho escándalo no desembocará en la dimisión de Pedro Sánchez y la consecuente convocatoria de elecciones. En ese escenario cabe preguntar si el Partido Popular, caso de ser el vencedor de los comicios como apuntan las últimas encuestas, estaría preparado para presentar un programa de gobierno con un equipo fiable de candidatos para ocupar las diferentes carteras ministeriales. Dado que el PP lleva dos años en la oposición la pregunta podría formularse de otra manera: ¿por qué el señor Núñez Feijóo, al modo de lo que en la tradición inglesa se conoce como el "Shadow Cabinet", no ha presentado un equipo que sería considerado como "el gobierno en la sombra"? Está a tiempo. Pero a juzgar por los cambios que se anuncian en el Congreso que los populares celebran este fin de semana, las cosas de momento parece que no van por ahí. Son cambios cuyo perfil, a reserva del desarrollo del cónclave, apuntan más hacia dentro que hacia fuera. Cambios en la estructura de mando en orden al control y gestión de los asuntos internos del partido: Miguel Tellado sustituye a Cuca Gamarra en la secretaria general y Ester Muñoz será la nueva portavoz del Grupo Parlamentario. Feijóo es un político en la estela de Mariano Rajoy, que tiene fama de apostar por el orden y eso le hace previsible. Virtudes para tiempos de vida política democrática sin sobresaltos que quizá no son las más idóneas para hacer frente a la crispación que presumiblemente acrecerá la agonía del sanchismo. Los partidos, como las empresas, son estructuras que ofrecen puestos de trabajo, sueldos y encomiendas con proyección social asegurada. De ahí las pugnas internas para encontrar un hueco en un escalón destacado. Pero lo que en un partido puede resolver los equilibrios de poder internos si hacia fuera no se traduce en la formación de un equipo capaz de proyectar confianza, capacidad y solvencia - un "gobierno en la sombra"- el Congreso del PP se habrá quedado en un ejercicio de autocomplacencia que, a la postre, frustrará las esperanzas de alternativa de los españoles, según reflejan las encuestas son mayoría pidiendo un cambio de Gobierno.
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