
La Audiencia Provincial de Madrid ha suspendido el juicio que tenía previsto celebrar este jueves a un médico que estuvo al frente del Área de Sanidad de la Jefatura de Policía de Madrid por un supuesto caso de acoso sexual y agresión sexual a una agente en 2017.
La suspensión se produce por la huelga convocada por jueces y fiscales, por lo que ha sido señalado para el próximo 16 de julio, según han informado fuentes jurídicas.
El fiscal solicita cuatro años de cárcel al acusado por delito de acoso sexual y otro de agresión sexual. El procesado ostentaba en 2017 el cargo, en su condición de médico, de Jefe del Área de Sanidad de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, unidad en la que comenzó a prestar sus servicios la víctima, entonces con 38 años.
Desde el momento de su incorporación, según el fiscal, el acusado mantuvo un trato afable con la funcionaria con expresiones del orden de "aquí las chicas que vienen, si responden y se portan bien, yo las coloco luego donde sea" destacando en todo momento su papel influyente dentro de la Jefatura donde prestaba sus servicios.
Desde el inicio de su relación laboral el acusado, de manera "muy cortes", le cedía siempre el paso colocando una mano en su cintura haciendo un gesto de acompañamiento, tocamiento que fue aumentando paulatinamente hecho que incomodaba a la funcionaria.
Desde la primera semana y conociendo el acusado que la funcionaria había tenido problemas médicos, ya superados consistentes en una lesión en la zona lumbar, "la llamaba a su despacho, y le realizaba, con la excusa de la referida dolencia y con clara intención lasciva, sin que ella se lo pidiera, reconocimientos en la referida zona".
De este modo, le daba "masajes en la zona del cuello, preguntándole por su estado, y tuteándola, con la puerta cerrada en el interior de su despacho, llegando en una ocasión a pedirle que se bajara el pantalón, más de lo estrictamente necesario, masajeándole los glúteos, al tiempo que le decía "¿ves? estás muy contracturada".
"Al reaccionar la funcionaria de forma brusca apartándose, cambiando de tono, le dijo de forma imperativa "yo no la veo bien, ¿voy a tener que jubilarla? ", expresión que utilizaba con frecuencia y que producía a la afectada una situación intimidatoria y ansiedad que le impedía reaccionar y enfrentarse al acusado, ante el temor de que afectara a su situación laboral", añade.
Con una frecuencia de unas dos veces por semana la requería en su despacho, se ponía tras ella y le acariciaba el cuello llegando en alguna ocasión a apartarle los tirantes del sujetador, acariciándole y susurrándole en el oído, "relájate mujer, estas muy tensa, estoy ayudándote para que mejores y no tenga que jubilarte".
En ocasiones le llamaba al despacho, le hacía sentarse mientras él continuaba trabajando y la mantenía allí durante 15-20 minutos sin motivo alguno, provocando en la funcionaria una sensación intimidatoria y humillante.
El 7 de septiembre del 2017, el acusado, aprovechando que el conductor destinado en su área se encontraba de vacaciones, pidió a M. M.C. que le llevara en el coche oficial al intercambiador de Moncloa, preguntándola si sabía ir, a lo que M. M. C. contestó que no, a pesar de lo cual, insistió en que le llevara.
"Subiéndose el acusado en el asiento del copiloto y guiándole durante todo el trayecto, procediendo en un momento dado a posar su mano sobre la ingle de la funcionaria por encima del pantalón manteniéndola mientras se giraba para observarla, reaccionando la funcionaria con gran tensión, quedando paralizada, y sin volver a dirigirle la palabra hasta llegar al destino", agrega el escrito del fiscal.
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