MADRID, 30 (OTR/PRESS) El mundo al revés. La amnistía no perdona a los condenados por el intento de golpe del "procés", lo que hace es pedirles perdón. A ese punto de inmoralidad nos ha llevado la ambición de Pedro Sánchez. El mismo político arribista que antes de conocer el veredicto de las urnas se presentó a las elecciones del 23 J diciendo que la amnistía no tenía cabida en la Constitución. También se había comprometido a qué los separatistas que habían sido condenados cumplieran íntegramente las penas. Palabra de Sánchez. Lo uno y su contrario en función de su único y conocido interés: hacer cuanto esté en su mano para garantizar su continuidad personal. Incluidas las maniobras en la oscuridad para retorcer las normas. Ya dio ejemplo cambiando el Código Penal para abaratar la malversación o el delito de sedición que ahora culmina con la amnistía. De Sánchez se puede esperar todo y más ahora que se siente acorralado por casos de presunta corrupción que afectan a personas de su entorno familiar y a colaboradores de su órbita política, como los ex secretarios de Organización del PSOE Ábalos y Cerdán, o en otro asunto que desafía el exigible decoro institucional, el que afecta al fiscal general del Estado, que está procesado por el Tribunal Supremo. Dado que de momento la Ley de Amnistía no resuelve la situación del prófugo Carles Puigdemont en orden a poder regresar a España sin ser detenido -están vivos los cargos por malversación - y el prófugo sigue teniendo en sus manos la llave de la continuidad de Sánchez se abre un período de incertidumbre. ¿A qué nuevas concesiones nos vamos a enfrentar? Se habla de ceder a la celebración de un referéndum en Cataluña. ¿Se atreverá Sánchez a llegar tan lejos? Sí así fuera sería la última vuelta de tuerca; una maniobra que concedería la victoria a los golpistas que en octubre de 2017 proclamaron la República catalana y fueron derrotados en cumplimiento de las leyes. Está en sus horas más difíciles y actúa a la desesperada. ¿Se atreverá a ir tan lejos? Su trayectoria indica que de Sánchez se puede esperar todo.
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