 Cada bañista se lleva más de 30 gramos de arena y la masificación afecta a las especies costeras
El Informe Mar Balear 2024 advierte que la gran presión humana y turística en el archipiélago causa un gran número de impactos sobre el medio marino, en buena parte debido al aumento en la producción de residuos y en el consumo de recursos.
Según han informado este jueves desde Informe Mar Balear, un proyecto colaborativo en el que participan todas las instituciones de investigación marina de Baleares junto a entidades, la presión humana y turística causa efectos en las playas y las especies costeras.
Así, señala que Baleares es una comunidad esencialmente turística, con el turismo como principal motor del economía y que el 99,1 por ciento de las plazas turísticas se concentra en municipios de costa.
Igualmente, hacen referencia al aumento del número de visitantes, de las plazas turísticas y de la presión humana, según datos del Indicador de Presión Humana (IPH), para después exponer los impactos que conllevan estos incrementos.
Según el informe, cada bañista se lleva unos 34 gramos de arena de forma involuntaria cada vez que visita una playa. A esto hay que sumarle la eliminación de arena de las playas durante las maniobras de retirada de los restos de posidonia acumulada que se llevan a cabo durante la temporada turística.
En un contexto de cambio global, en que la subida del nivel del mar amenaza la desaparición de la mitad de la superficie aérea de las playas a finales de siglo, alertan que estas pérdidas de arena contribuyen a "poner todavía más en peligro" el futuro de las playas de las Islas.
En relación con los efectos de la masificación en las especies costeras, el informe hace referencia a varias circunstancias como las cremas solares, el ruido o las aguas residuales.
Las cremas solares se disuelven en el agua y pueden provocar diferentes tipos de afectaciones en los organismos marinos e interferir en el intercambio de gases entre la atmósfera y el agua de mar. Además, la masificación de la costa afecta el comportamiento de organismos, como por ejemplo los delfines.
Por otro lado, el ruido afecta también negativamente a un gran número de especies marinas. Desde el Informe apuntan que hay estudios que demuestran que incluso la posidonia se ve negativamente afectada por el ruido submarino provocado por las embarcaciones.
Asimismo, la elevada presión humana produce una gran generación de aguas residuales, que tienen que ser tratadas a las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR). Durante los meses de verano, algunas EDAR superan su caudal máximo, sobrepasando su capacidad y repercutiendo de forma negativa en la calidad del agua que se vierte al medio marino.
AUMENTO VISITANTES Y PRESIÓN HUMANA
El Informe Mar Balear hace hincapié en que la presión humana y turística en las Islas se ha acelerado en los últimos años. Precisamente, apuntan que el número de visitantes ha aumentado de 320.000 turistas en 1959 hasta un máximo 18,7 millones de turistas en 2024, es decir, se ha multiplicado por 58 en 66 años.
Entre el 1959 y el 2000, el aumento ha sido de 224.335 turistas al año, mientras que entre el 2000 y el 2024 este incremento ha sido de 376.100 turistas anuales. A lo largo de este siglo, el número de turistas se ha casi doblado, pasando de 9,8 a 18,7 millones.
En este sentido, subrayan que si se continúa creciendo al mismo ritmo que los últimos 25 años, en 2050 Baleares recibirá más de 28,5 millones de turistas.
En cuanto a las plazas turísticas legales, se ha pasado de 14.609 en 1959 a 607.522 en 2023, multiplicándose por 41 el número de plazas en 65 años.
Las plazas turísticas en viviendas turísticas, agregan, han ido ganando importancia en relación con las plazas de alojamiento turístico. De este modo, en Mallorca, el año 2024 hubo un total de 103.915 plazas de alquiler turístico, mientras que había un total de 309.728 plazas de alojamiento turístico.
Formentera es la isla con un mayor porcentaje de plazas turísticas en viviendas turísticas de vacaciones, con un 47 por ciento en 2021 y 2022, mientras que Ibiza es la isla que tiene un porcentaje menor, con un 19,8 por ciento en 2022.
En Mallorca, una de cada cuatro plazas turísticas es de alquiler vacacional, mientras que en Menorca es una de cada tres, en Ibiza una de cada cinvo y en Formentera una de cada dos.
Desde el Informe argumentan que esta afluencia de turistas impacta directamente sobre el Indicador de Presión Humana que muestra una clara tendencia al alza en todas las islas e indica que el turismo crece más rápido que la población residente.
Este aumento es mayor en el caso de Mallorca, seguida por las Pitiusas y, en último lugar, por Menorca, que es la isla que presenta una tasa de crecimiento poblacional menor, tanto residente como visitante.
El aumento de la población visitante provoca picos de más de 2 millones de personas a la vez en Baleares. En esta línea, remarcan que en 2024 se superaron los máximos de presión humana registrados hasta el momento en el conjunto de las Islas y en Mallorca y Menorca.
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