Las delegaciones del Gobierno de República Democrática del Congo y de la Alianza del Río Congo/Movimiento 23 de Marzo (M23) han retomado este domingo los contactos en Doha, Qatar, dos semanas después de la firma de la declaración conjunta en la que manifestaron su intención de pactar una tregua con vistas a un futuro acuerdo de paz. Las delegaciones mantuvieron contactos el domingo de carácter preliminar, según recoge la emisora congoleña Radio Okapi, que apunta a que el objetivo es sentar las bases de una negociación como tal. En cualquier caso, hasta el momento no se ha logrado ningún avance significativo. La Alianza del Río Congo ha explicitado sus condiciones: retirada de las tropas de Walikale, publicación de una declaración conjunta con el Gobierno, retirada de las fuerzas de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) de Goma y el traslado a Kinshsha de policías y militares aún desplegados en Goma. La delegación de los rebeldes presenta la novedad de que está dirigida por el secretario ejecutivo de la Alianza, Benjamin Bonimpa, quien ya fue clave en las conversaciones de 2013 entre el Gobierno y el M23. En paralelo, el Gobierno de Kinshasa ha abierto una negociación auspiciada por la ONU con Ruanda, país al que RDC acusa de apoyar a las milicias del M23 conforme a la declaración del 25 de abril. El fin era presentar a Estados Unidos un proyecto de acuerdo de paz bilateral para el 2 de mayo, una fecha límite ya superada. En la declaración conjunta ambos países "reconocen la soberanía e integridad territorial" mutua; se comprometen "a una vía para resolver los conflictos por medios pacíficos basados en la diplomacia y la negociación", así como que garantizan "abstenerse de acciones o discursos que amenacen la estabilidad". Uno de los puntos clave de la declaración radica en que las partes han reafirmado su intención de "abstenerse de prestar apoyo militar estatal a grupos armados no estatales" en medio de las críticas de RDC a Ruanda, país al que acusa de apoyar al M23. Al mismo tiempo, reconocen su interés común en limitar la proliferación de grupos armados no estatales tanto dentro como fuera de sus fronteras. En el terreno económico, apoyan incorporarse a un marco de integración regional en iniciativas ya existentes como la Comunidad Africana Oriental (EAC, por sus siglas en inglés). El texto también deja claro que los países buscarán facilitar el regreso seguro de los desplazados internos por el conflicto a sus hogares. Esta declaración se enmarca en los sucesivos esfuerzos para resolver el conflicto en Kivu Norte, una región que lleva bajo estado de excepción desde 2021, hasta ahora completamente ineficaces. Por norma, cada avance diplomático ha antecedido a una reanudación de los enfrentamientos a las pocas horas o días del mismo. El penúltimo de estos intentos tuvo lugar en marzo en la capital de Angola, Luanda, y acabó fracasando porque el M23 declinó participar en represalia a las sanciones impuestas por la Unión Europea contra sus integrantes.
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