Preside la misa del Domingo de Ramos ante más de 900 personas
El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, ha lamentado que la Semana Santa se abre "zarandeados por conflictos armados, polarización ideológica y tensiones económicas", si bien ha confiado en que se pueden "construir puentes de entendimiento y superar dinámicas de conflictos y exclusión". Elizalde ha presidido la misa de este Domingo de Ramos en la Concatedral de la capital alavesa ante más de 900 personas, en la que ha sido la celebración principal de esta jornada. En ella, "miles de ciudadanos" acuden a las parroquias y templos alaveses, como es tradicional, con sus ramos de olivo, han explicado desde el Obispado de Vitoria. En su homilía, el obispo ha recordado que esta Semana Santa es "la del Año Jubilar de la Esperanza", en alusión al Jubileo Universal convocado por la Santa Sede y que se repite cada 25 años, y ha lamentado que se celebra marcada "por un mundo golpeado por guerras terribles y donde la humanidad entera está zarandeada por muchos conflictos armados y viviendo una polarización ideológica enorme". "La vida lucha contra la muerte", ha subrayado Juan Carlos Elizalde, que ha invitado a todos los asistentes a "dejar de pensar exclusivamente en uno mismo para acercarse a la dinámica de Jesús, quien se ofrece a sí mismo para salvarnos a todos". En esta línea, ha pedido estar "sensibles y cercanos a los crucificados de la tierra", destacando a aquellos que viven en países en guerra, a las personas migrantes y refugiadas, a "las esclavas de la trata", a los más pobres, a los que sufren enfermedad o soledad y a quienes "son perseguidos". El obispo de Vitoria ha aludido a algunas citas del pontífice de pasadas cuaresmas y ha denunciado que "el mundo actual experimenta tensiones crecientes con una preocupante polarización política y crisis migratorias", además de alertar sobre las "desigualdades económicas y los conflictos bélicos que amenazan la paz mundial". "Frente a estas realidades --ha dicho-- la Iglesia es signo de que es posible construir puentes de entendimiento y superar las dinámicas del conflicto y la exclusión". A su entender, "no se trata de ignorar las diferencias reales, sino de aprender a gestionarlas desde el diálogo y el respeto mutuo".
SIN COMPLEJOS
Así, tal y como se contemplaba en la reciente carta conjunta de los obispos vascos y navarro, ha manifestado que "no se trata de juzgar a nadie, ni de situarnos por encima de otros" porque "la arrogancia nunca ha sido una buena compañera del Evangelio". "Pero tampoco podemos caer en una falsa humildad que nos lleve a esconder nuestra identidad cristiana. Como aquellos primeros cristianos podemos vivir nuestra fe con una seguridad serena, sin estridencias, pero también sin complejos", ha apuntado. Sus últimas reflexiones han sido para recordar que "llegamos a la Semana Santa con muchas heridas, tensiones, fracasos y dolor porque son parte de la condición humana" y, ante ello, ha asegurado que "necesitamos experimentar la esperanza en nuestras familias y comunidades". La misa ha finalizado con su bendición episcopal a todos los más de 900 asistentes y los ramos que portaban deseando una "reflexiva, profunda y orante Semana Santa que nos lleve a descubrir la inmensa alegría de la Pascua".
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