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Ninguno de sus textos, sea novela o cuento, es una historia cualquiera

'El collage de Orsson Beans' de Vicente Marco: "Una apuesta literaria valiente"

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4sep12orssonbeans
Uno de los elementos que puede definir la escritura de Marco es la inquietud, o el misterio, que envuelve sus narraciones, conceptos estos, inquietud o misterio, bien alejados de los territorios del terror y próximos a cualquier universo kafkiano. Cuando alguien se embarca en la lectura de cualquiera de sus obras, en ‘El collage de Orsson Beans’ también ocurre, penetra en un mundo que no va a dejar de sorprenderle, de sembrarle incluso una cierta confusión de la que finalmente se sale bien librado. Leer sus libros es como ir quitando capas a una cebolla, alguna de las cuales oculta cosas. Dicho de otro modo, nada es lo que parece. ‘El collage de Orsson Beans’ plantea la historia de un actor que contrata a un par de detectives, con sorpresa incorporada, para que buceen e investiguen en la vida de un tal Ricardo Argüelles. El actor busca argumentos, fragancias, telas, texturas, un tiempo pasado incluso, con los que vestir el personaje que pretende crear. Pero de esta investigación no saldrá indemne. El proceso indagador revelará un mundo insospechado que dejará huella en su vida personal, efectos colaterales, hasta tal punto que algo importante va a cambiar en ella.

La novela se estructura de modo diverso. No solo encontramos la voz convencional que cuenta la historia, sino que, además, tropezamos con una mezcla de técnicas narrativas que deambulan desde el género epistolar al teatral y que, unidas a pasajes que atraviesan los ámbitos de la realidad, los sueños y el deseo, conforman el hilo argumental, la historia en suma. En ese sentido, el título del libro, ‘El collage’, no hace sino reflejar su estructura:: una mancha aquí, otra allá, otra más allá, que conforman un conglomerado amplio, un pastiche (si desprendemos de este término la concepción negativa que conlleva y que, en este caso, en absoluto es de aplicación) o un collage que es lo que realmente tenemos entre manos. Todo el texto, además, salpica al lector con una especie de relación de dependencia, casi claustrofóbica, que explora en profundidad las interioridades de los personajes y de las situaciones. Contribuye a ello la abundancia de pormenores anímicos y sensoriales y la escasez de descripciones físicas. En algún pasaje, el narrador llegará a decir “Y eso que no había mesa central”, como una especie de disculpa por su desprecio u olvido de los objetos materiales.

No se engañen. ‘El collage de Orsson Beans’ no es género negro. Aunque lo pueda parecer. O al menos, no lo es completamente. Es una novela que no admite una fácil clasificación. Por otro lado, tampoco tiene mucho sentido perder el tiempo en ello cuando lo que hay que hacer es disfrutar con su lectura. Dicho con otras palabras, ‘El collage de Orsson Beans’ es Vicente Marco en estilo puro. Ni más ni menos. Y eso es mucho.

Acabo. Mientras algunos practican el onanismo mental cada verano, este también (véanse los suplementos culturales de los diarios más notables de este país en crisis), interrogándose sobre la desaparición o no de la novela, lo que parece claro es que no solo no va a desaparecer nunca, sino que, además, posee una indiscutible, y admirable, capacidad de adaptación a la realidad cambiante que rodea el género, siendo capaz de engullir en su andamiaje las técnicas de narración más actuales y novedosas que ofrecen nuevos retos a los novelistas. ‘El collage de Orsson Beans’ de Vicente Marco es un buen ejemplo de todo ello. No les quepa duda, mis improbables lectores.

'El collage de Orsson Beans' de Vicente Marco

Ed. El búho de Minerva

Julio, 2012; 206 páginas.

'El collage de Orsson Beans' de Vicente Marco: "Una apuesta literaria valiente"

Ninguno de sus textos, sea novela o cuento, es una historia cualquiera
Herme Cerezo
martes, 4 de septiembre de 2012, 07:19 h (CET)

4sep12orssonbeans
Uno de los elementos que puede definir la escritura de Marco es la inquietud, o el misterio, que envuelve sus narraciones, conceptos estos, inquietud o misterio, bien alejados de los territorios del terror y próximos a cualquier universo kafkiano. Cuando alguien se embarca en la lectura de cualquiera de sus obras, en ‘El collage de Orsson Beans’ también ocurre, penetra en un mundo que no va a dejar de sorprenderle, de sembrarle incluso una cierta confusión de la que finalmente se sale bien librado. Leer sus libros es como ir quitando capas a una cebolla, alguna de las cuales oculta cosas. Dicho de otro modo, nada es lo que parece. ‘El collage de Orsson Beans’ plantea la historia de un actor que contrata a un par de detectives, con sorpresa incorporada, para que buceen e investiguen en la vida de un tal Ricardo Argüelles. El actor busca argumentos, fragancias, telas, texturas, un tiempo pasado incluso, con los que vestir el personaje que pretende crear. Pero de esta investigación no saldrá indemne. El proceso indagador revelará un mundo insospechado que dejará huella en su vida personal, efectos colaterales, hasta tal punto que algo importante va a cambiar en ella.

La novela se estructura de modo diverso. No solo encontramos la voz convencional que cuenta la historia, sino que, además, tropezamos con una mezcla de técnicas narrativas que deambulan desde el género epistolar al teatral y que, unidas a pasajes que atraviesan los ámbitos de la realidad, los sueños y el deseo, conforman el hilo argumental, la historia en suma. En ese sentido, el título del libro, ‘El collage’, no hace sino reflejar su estructura:: una mancha aquí, otra allá, otra más allá, que conforman un conglomerado amplio, un pastiche (si desprendemos de este término la concepción negativa que conlleva y que, en este caso, en absoluto es de aplicación) o un collage que es lo que realmente tenemos entre manos. Todo el texto, además, salpica al lector con una especie de relación de dependencia, casi claustrofóbica, que explora en profundidad las interioridades de los personajes y de las situaciones. Contribuye a ello la abundancia de pormenores anímicos y sensoriales y la escasez de descripciones físicas. En algún pasaje, el narrador llegará a decir “Y eso que no había mesa central”, como una especie de disculpa por su desprecio u olvido de los objetos materiales.

No se engañen. ‘El collage de Orsson Beans’ no es género negro. Aunque lo pueda parecer. O al menos, no lo es completamente. Es una novela que no admite una fácil clasificación. Por otro lado, tampoco tiene mucho sentido perder el tiempo en ello cuando lo que hay que hacer es disfrutar con su lectura. Dicho con otras palabras, ‘El collage de Orsson Beans’ es Vicente Marco en estilo puro. Ni más ni menos. Y eso es mucho.

Acabo. Mientras algunos practican el onanismo mental cada verano, este también (véanse los suplementos culturales de los diarios más notables de este país en crisis), interrogándose sobre la desaparición o no de la novela, lo que parece claro es que no solo no va a desaparecer nunca, sino que, además, posee una indiscutible, y admirable, capacidad de adaptación a la realidad cambiante que rodea el género, siendo capaz de engullir en su andamiaje las técnicas de narración más actuales y novedosas que ofrecen nuevos retos a los novelistas. ‘El collage de Orsson Beans’ de Vicente Marco es un buen ejemplo de todo ello. No les quepa duda, mis improbables lectores.

'El collage de Orsson Beans' de Vicente Marco

Ed. El búho de Minerva

Julio, 2012; 206 páginas.

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