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Etiquetas | Regata | Vela | Puig
Compitieron 42 veleros de élite

La belleza de la V regata de vela Clàssica Puig

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23jul12vela
Cuidando una reliquia
Llega el verano, hace calor y los que vivimos cerca del mar queremos estar mucho más cerca de él, vivir, casi, dentro de él, en estos tiempos lo más agradable es saborear un refresco con los pies es la arena de la playa, navegar o bien, si estás trabajando, seguir las regatas. Hace cinco años los Puig crearon la regata de vela clásica en la que toman parte veleros que son una joya, ¿joya?, sí, son centenarios y sus patrones y armadores los cuidan como un tesoro, lo son, son hermosos y muchos de ellos esconden verdaderas historias de vida, historias de amores y desamores, o de amores palaciegos como el velero que acompañó en su luna de miel a los desaparecidos Gracia y Raniero de Mónaco.

Innata elegancia

Otros mantienen intactas historias que se reservan para ellos, para sus paredes y en sus amplios camarotes llenos de historia, lo que ninguno de ellos puede guardar para sí es su innata elegancia, se deslizan por el mar como una modelo de buenas maneras lo hace sobre una pasarela de moda internacional.

Su esencia y su historia

Durante el invierno propietarios y armadores destinan su tiempo en adecentarlos, en pintar, en cambiar alguna vela, en poner otras más acorde con los tiempos, pero nunca jamás dejarán que su velero cambien su personalidad, su esencia y su historia.

Un garbí con fuerza

Este año los veleros han acariciado el mar en Barcelona, llegaron y se aposentaron en el RCNB, situado en medio de la ciudad, en el Port Vell, y desde allí salieron a competir con el viento a favor, ese garbí que ya es un clásico también en las regatas de verano, este año se ha portado, dando la fuerza necesaria para que la contienda en el mar tuviera sus frutos.

42 veleros de todo el mundo

Los 42 veleros provenientes de casa y de otros países como Italia, Malta, EE.UU. Francia, Inglaterra, Alemania, Irlanda y Canadá navegaron cerca de la costa, a un kilómetro de ella, tan impresionantes como sigilosos y únicos, los barceloneses y los turistas que disfrutaban de las mieles de esa Barcelona tan internacional como los veleros pudieron ver los vaivenes de la lucha en el mar en el campo de regatas de la competición.

Incunables en el mar

Algunos aplaudieron y otros se sorprendieron pero nadie quedó indiferente. En realidad siempre he creído que si estos incunables navales se deslizaran por el mar sin competir serian exactamente igual de apetitosos y atractivos.

A vela y sin motor

A nadie que sienta curiosidad por la vida le deja indiferente ojear un libro de las 1001 noches en edición especial, pues cuando estás cerca de estos veleros, tienes una sensación parecida. Navegar por el Mediterráneo a bordo de alguno de ellos debe ser delicioso. Ninguno, por supuesto, lleva un motor para correr, para salir pitando de la zona de navegación, no, la sensación de vivir en tiempo real, debe ser algo inaudito. Hoy todos vamos de cráneo, corremos muchas veces sin saber adonde vamos ni si es correcto el camino que tomamos, pero lo hacemos a toda prisa, más de la que nuestro cuerpo aguanta.

Navegar a la velocidad del viento

Los veleros clásicos que estos días han vivido en Barcelona, han ido al ritmo de ese garbí, el mar y esos 600 regatistas que han izado las velas según la velocidad del viento son la mejor prueba de que muchas veces lo mejor es dejarse llevar por la vida.

Todos quieren ganar


23jul12vela3
Veleros centenarios a los pies de Barcelona
En el campo de regatas han luchado a brazo partido porque cada uno de estos regatistas quería ganar la competición, es cierto que los deportistas tienen como divisa que”lo importante es participar”, pero todo el mundo cuando compite quiere sacar la mejor nota, es algo innato en nosotros, creo que todos los veleros que tomaron parte en esta competición elitista, que ya tiene un puesto en el Mediterráneo, si pudieran hablar asegurarían que los más importante es vivir esa vida.

Hace cien años la vela la mayoría de veces servía para recreo de unos pocos y también para el comercio marítimo y aunque los piratas surcaban y surcan los mares no competían ni se solazaban, embrutecían el mar para no lograr casi nada.

Vivir el mar

Estos veleros cuando fueron botados nacieron, la mayoría, para competir y para vivir el mar intensamente y hoy, en sus singladuras en las regatas de competición, viven ese mar tan nuestro y hacen las delicias de todos en pleno verano, con esta canícula que no nos deja dormir y con las noticias a página entera de novedades negativas en el aspecto económico y social a las que nadie parece poner remedio.

Cuatro ganadores

La V regata de vela clàssica de Puig la ganaron, cada uno en su especialidad: Alba, Moonbeam III, Malabar XD y Manitou. Les vino el viento a favor y sus regatistas arriaron e izaron el velamen de las naves en el momento adecuado aprovechando ese viento para después de la arribada a puerto pasarlo bien en el pantalán del RCNB, porque las regatas se libran en el mar, las disfrutan los que compiten, la gente que los ve pasar y luego la llegada a puerto siempre es una fiesta que se celebra con todo el mundo, los que nos quedamos en tierra esperamos a todos los deportistas porque siempre tienen historias nuevas que contarnos.

A alguno se le rompió una vela, al otro la vela no le bajó o subió a tiempo, el otro iba demasiado pegado a otro velero y el cambio, en el campo de regatas, se hizo un segundo tarde, lo que le impidió ganar o ganar mejor.

El viento de cara

Lo importante es el ambiente que se vive, Barcelona no sólo acoge una regata en una entidad deportiva excelente como es el RCNB sino que esta regata es posible gracias a la impronta de una multinacional nacida en la ciudad y a la que se conoce, como esos veleros, en todo el mundo. Es la unión de muchas fuerzas y cuando eso se da, parece que a todos el viento nos viene de cara. ¡Ese garbí¡

La belleza de la V regata de vela Clàssica Puig

Compitieron 42 veleros de élite
Teresa Berengueras
lunes, 23 de julio de 2012, 06:48 h (CET)

23jul12vela
Cuidando una reliquia
Llega el verano, hace calor y los que vivimos cerca del mar queremos estar mucho más cerca de él, vivir, casi, dentro de él, en estos tiempos lo más agradable es saborear un refresco con los pies es la arena de la playa, navegar o bien, si estás trabajando, seguir las regatas. Hace cinco años los Puig crearon la regata de vela clásica en la que toman parte veleros que son una joya, ¿joya?, sí, son centenarios y sus patrones y armadores los cuidan como un tesoro, lo son, son hermosos y muchos de ellos esconden verdaderas historias de vida, historias de amores y desamores, o de amores palaciegos como el velero que acompañó en su luna de miel a los desaparecidos Gracia y Raniero de Mónaco.

Innata elegancia

Otros mantienen intactas historias que se reservan para ellos, para sus paredes y en sus amplios camarotes llenos de historia, lo que ninguno de ellos puede guardar para sí es su innata elegancia, se deslizan por el mar como una modelo de buenas maneras lo hace sobre una pasarela de moda internacional.

Su esencia y su historia

Durante el invierno propietarios y armadores destinan su tiempo en adecentarlos, en pintar, en cambiar alguna vela, en poner otras más acorde con los tiempos, pero nunca jamás dejarán que su velero cambien su personalidad, su esencia y su historia.

Un garbí con fuerza

Este año los veleros han acariciado el mar en Barcelona, llegaron y se aposentaron en el RCNB, situado en medio de la ciudad, en el Port Vell, y desde allí salieron a competir con el viento a favor, ese garbí que ya es un clásico también en las regatas de verano, este año se ha portado, dando la fuerza necesaria para que la contienda en el mar tuviera sus frutos.

42 veleros de todo el mundo

Los 42 veleros provenientes de casa y de otros países como Italia, Malta, EE.UU. Francia, Inglaterra, Alemania, Irlanda y Canadá navegaron cerca de la costa, a un kilómetro de ella, tan impresionantes como sigilosos y únicos, los barceloneses y los turistas que disfrutaban de las mieles de esa Barcelona tan internacional como los veleros pudieron ver los vaivenes de la lucha en el mar en el campo de regatas de la competición.

Incunables en el mar

Algunos aplaudieron y otros se sorprendieron pero nadie quedó indiferente. En realidad siempre he creído que si estos incunables navales se deslizaran por el mar sin competir serian exactamente igual de apetitosos y atractivos.

A vela y sin motor

A nadie que sienta curiosidad por la vida le deja indiferente ojear un libro de las 1001 noches en edición especial, pues cuando estás cerca de estos veleros, tienes una sensación parecida. Navegar por el Mediterráneo a bordo de alguno de ellos debe ser delicioso. Ninguno, por supuesto, lleva un motor para correr, para salir pitando de la zona de navegación, no, la sensación de vivir en tiempo real, debe ser algo inaudito. Hoy todos vamos de cráneo, corremos muchas veces sin saber adonde vamos ni si es correcto el camino que tomamos, pero lo hacemos a toda prisa, más de la que nuestro cuerpo aguanta.

Navegar a la velocidad del viento

Los veleros clásicos que estos días han vivido en Barcelona, han ido al ritmo de ese garbí, el mar y esos 600 regatistas que han izado las velas según la velocidad del viento son la mejor prueba de que muchas veces lo mejor es dejarse llevar por la vida.

Todos quieren ganar


23jul12vela3
Veleros centenarios a los pies de Barcelona
En el campo de regatas han luchado a brazo partido porque cada uno de estos regatistas quería ganar la competición, es cierto que los deportistas tienen como divisa que”lo importante es participar”, pero todo el mundo cuando compite quiere sacar la mejor nota, es algo innato en nosotros, creo que todos los veleros que tomaron parte en esta competición elitista, que ya tiene un puesto en el Mediterráneo, si pudieran hablar asegurarían que los más importante es vivir esa vida.

Hace cien años la vela la mayoría de veces servía para recreo de unos pocos y también para el comercio marítimo y aunque los piratas surcaban y surcan los mares no competían ni se solazaban, embrutecían el mar para no lograr casi nada.

Vivir el mar

Estos veleros cuando fueron botados nacieron, la mayoría, para competir y para vivir el mar intensamente y hoy, en sus singladuras en las regatas de competición, viven ese mar tan nuestro y hacen las delicias de todos en pleno verano, con esta canícula que no nos deja dormir y con las noticias a página entera de novedades negativas en el aspecto económico y social a las que nadie parece poner remedio.

Cuatro ganadores

La V regata de vela clàssica de Puig la ganaron, cada uno en su especialidad: Alba, Moonbeam III, Malabar XD y Manitou. Les vino el viento a favor y sus regatistas arriaron e izaron el velamen de las naves en el momento adecuado aprovechando ese viento para después de la arribada a puerto pasarlo bien en el pantalán del RCNB, porque las regatas se libran en el mar, las disfrutan los que compiten, la gente que los ve pasar y luego la llegada a puerto siempre es una fiesta que se celebra con todo el mundo, los que nos quedamos en tierra esperamos a todos los deportistas porque siempre tienen historias nuevas que contarnos.

A alguno se le rompió una vela, al otro la vela no le bajó o subió a tiempo, el otro iba demasiado pegado a otro velero y el cambio, en el campo de regatas, se hizo un segundo tarde, lo que le impidió ganar o ganar mejor.

El viento de cara

Lo importante es el ambiente que se vive, Barcelona no sólo acoge una regata en una entidad deportiva excelente como es el RCNB sino que esta regata es posible gracias a la impronta de una multinacional nacida en la ciudad y a la que se conoce, como esos veleros, en todo el mundo. Es la unión de muchas fuerzas y cuando eso se da, parece que a todos el viento nos viene de cara. ¡Ese garbí¡

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