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Los españoles llevamos unos meses en los que tenemos más la sensación de
estar viviendo un capítulo de “bricomanía” que otra cosa. Tras el anterior mandato en el que la frase favorita del señor Rodríguez Zapatero era la de: “no hay crisis”; nos hemos abonado en esta ocasión a la palabra “recorte”, con sus correspondientes sinónimos: tiempo de austeridad, tijeretazo, recesión, bono basura y prima de riesgo… Muchos estamos deseando conocer a Riesgo y que nos presente a su prima, pues nos parece descabellado que esa señora decida si un país se va al garete o no. Nos encontramos a la deriva entre un mar de opiniones muchas en contra y otras tantas a favor de los métodos usados para reflotar la economía europea y en concreto la española.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.
El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.
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