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Don Mariano a la sombra del encinar

Cinco justos y el rescate de España

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Reflexionaba nuestro presidente Don Mariano a la sombra del encinar, mirando a las nubes como bien le había enseñado su antecesor en el cargo, cuando se le apreció Angela Merkel, estando él sentado en su despacho para refugiarse del calor del día.

Y, he aquí, Rajoy alzó sus ojos y miró y, he aquí, que tres varones estaban junto a ella (Durao Barroso, Hollande y Olli Rehn); y cuando los vio salió corriendo de su despacho a recibirlos y se postró ante ellos.

Y dijo nuestro presidente: “Señora mía, si ahora he hallado gracia a tus ojos, te ruego que no pases de largo, tan cerca de tu servidor, que no niegues los bonos europeos a quienes han cumplido con todos tus mandamientos”. Y los invitó a convite, y les mostró los presupuestos del Estado y los presupuestos autonómicos, y les diseño planes de descapitalización (que no recorte) del Sector Público y planes de recapitalización de entidades financieras, y puso ante sus ojos la reformas laborales y la edad de jubilación; y todos se sintieron satisfechos.

Así, tras aquella velada, se levantó la comitiva y partió hacia Bruselas; y Rajoy les acompañaba en la despedida. Dijo, entonces, Angela Merkel: “¿Cómo ocultaría yo a Don Mariano lo que voy a hacer, habiendo de conducir, el presidente español, una nación grande y fuerte, y habiendo de presionar para los acuerdos comerciales con Iberoamérica? Porque yo sé que mandará a todos los españoles, y a todos los españoles que no creen ser españoles, que guarden el camino de la austeridad, acatando los recortes presupuestarios sin criterio, para que Alemania haga venir sobre España aquellos eurobonos, como Dios hizo descender el maná sobre su pueblo en el desierto” .

Y, entonces, Frau Angela dijo más: “Por cuanto el clamor contra los bancos españoles aumenta cada día más y más, y el abismo presupuestario se ha agrandado en extremo, descenderé ahora para comprobar si en verdad se ha consumado este latrocinio, tal y como aseguran unos periódicos harto dudosos, según ese lamento que ha venido hasta mí; y, si no es cierto, lo sabré por medio de auditorías independientes”.

Y se apartaron de allí los varones, y se fueron hacia Bruselas; pero Rajoy estaba aún delante de Merkel. Y se acercó Mariano y dijo: “¿Rescatarás, también, al justo con el impío? Quizá haya treinta instituciones financieras viables dentro de España; ¿rescatarás, también, y no perdonarás al lugar por respeto a esas treinta entidades que están en él? Lejos de ti hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que el banco bien gestionado y la empresa levantada con el esfuerzo de todos sean tratados como un Bankia cualquiera. No hagas tal: la juez de toda Europa, ¿no ha de hacer siempre lo justo?”.

Entonces, Angela respondió: “Si hallare en España treinta instituciones financieras viables, no rescataré destruyendo todo el lugar, por respeto a esas treinta”.

Y Rajoy replicó: “He aquí que, ahora que he comenzado a hablara mi Señora, y aunque soy polvo y ceniza, ya aunque le he comunicado cifras provisionales sucesivas cada vez mayores en lo que respecta al agujero bancario, quizá, de esas treinta, falten cinco entidades financieras solventes; ¿rescatarás, también, todo el lugar, y negarás los eurobonos salvadores, solo por esas cinco?”. Y dijo Merkel: “No, no rescataré España si hallo veinticinco” .

Y volvió a hablar don Mariano: “Quizá se hallaren veinte, y quizá su coste sea de veinte mil millones, no de tres mil millones, como antaño te aseguramos”. Y respondió la canciller: “No lo haré, por respeto a esas veinte”.

“Mas no se enoje mi Señora”, continua nuestro líder, “si hablare aun más; quizá se hallen únicamente quince entidades financieras viables, y quizá el coste ascienda a treinta mil millones de euros”. Y Merkel: “No lo haré, si hallare allí a esas quince”.

Pero Don Mariano, empujado por De Guindos, no ceja en su empeño: “Ahora que he emprendido a hablar con mi Señora, quizá solo haya diez, y su coste sea de cuarenta mil millones”. “No os rescataré, por respeto a esas diez”.

“No se enoje mi Señora de nuevo, si hablo una vez más: quizás se hallaran aquí solo cinco entidades financieras viables, solventes, bien gestionadas y que no constituyan un peligro para todos los españoles; ¿nos abocarás al rescate, destruyendo a esas cinco entidades y a buena parte de lo poco productivo que queda en España?”. “No os rescataré”, respondió Angela, “si encuentro a esas cinco entidades”.

Y la canciller Merkel se marchó, luego que acabó de hablar con Rajoy; y Don Mariano volvió a su lugar.

Cinco justos y el rescate de España

Don Mariano a la sombra del encinar
Felipe Muñoz
martes, 5 de junio de 2012, 07:10 h (CET)
Reflexionaba nuestro presidente Don Mariano a la sombra del encinar, mirando a las nubes como bien le había enseñado su antecesor en el cargo, cuando se le apreció Angela Merkel, estando él sentado en su despacho para refugiarse del calor del día.

Y, he aquí, Rajoy alzó sus ojos y miró y, he aquí, que tres varones estaban junto a ella (Durao Barroso, Hollande y Olli Rehn); y cuando los vio salió corriendo de su despacho a recibirlos y se postró ante ellos.

Y dijo nuestro presidente: “Señora mía, si ahora he hallado gracia a tus ojos, te ruego que no pases de largo, tan cerca de tu servidor, que no niegues los bonos europeos a quienes han cumplido con todos tus mandamientos”. Y los invitó a convite, y les mostró los presupuestos del Estado y los presupuestos autonómicos, y les diseño planes de descapitalización (que no recorte) del Sector Público y planes de recapitalización de entidades financieras, y puso ante sus ojos la reformas laborales y la edad de jubilación; y todos se sintieron satisfechos.

Así, tras aquella velada, se levantó la comitiva y partió hacia Bruselas; y Rajoy les acompañaba en la despedida. Dijo, entonces, Angela Merkel: “¿Cómo ocultaría yo a Don Mariano lo que voy a hacer, habiendo de conducir, el presidente español, una nación grande y fuerte, y habiendo de presionar para los acuerdos comerciales con Iberoamérica? Porque yo sé que mandará a todos los españoles, y a todos los españoles que no creen ser españoles, que guarden el camino de la austeridad, acatando los recortes presupuestarios sin criterio, para que Alemania haga venir sobre España aquellos eurobonos, como Dios hizo descender el maná sobre su pueblo en el desierto” .

Y, entonces, Frau Angela dijo más: “Por cuanto el clamor contra los bancos españoles aumenta cada día más y más, y el abismo presupuestario se ha agrandado en extremo, descenderé ahora para comprobar si en verdad se ha consumado este latrocinio, tal y como aseguran unos periódicos harto dudosos, según ese lamento que ha venido hasta mí; y, si no es cierto, lo sabré por medio de auditorías independientes”.

Y se apartaron de allí los varones, y se fueron hacia Bruselas; pero Rajoy estaba aún delante de Merkel. Y se acercó Mariano y dijo: “¿Rescatarás, también, al justo con el impío? Quizá haya treinta instituciones financieras viables dentro de España; ¿rescatarás, también, y no perdonarás al lugar por respeto a esas treinta entidades que están en él? Lejos de ti hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que el banco bien gestionado y la empresa levantada con el esfuerzo de todos sean tratados como un Bankia cualquiera. No hagas tal: la juez de toda Europa, ¿no ha de hacer siempre lo justo?”.

Entonces, Angela respondió: “Si hallare en España treinta instituciones financieras viables, no rescataré destruyendo todo el lugar, por respeto a esas treinta”.

Y Rajoy replicó: “He aquí que, ahora que he comenzado a hablara mi Señora, y aunque soy polvo y ceniza, ya aunque le he comunicado cifras provisionales sucesivas cada vez mayores en lo que respecta al agujero bancario, quizá, de esas treinta, falten cinco entidades financieras solventes; ¿rescatarás, también, todo el lugar, y negarás los eurobonos salvadores, solo por esas cinco?”. Y dijo Merkel: “No, no rescataré España si hallo veinticinco” .

Y volvió a hablar don Mariano: “Quizá se hallaren veinte, y quizá su coste sea de veinte mil millones, no de tres mil millones, como antaño te aseguramos”. Y respondió la canciller: “No lo haré, por respeto a esas veinte”.

“Mas no se enoje mi Señora”, continua nuestro líder, “si hablare aun más; quizá se hallen únicamente quince entidades financieras viables, y quizá el coste ascienda a treinta mil millones de euros”. Y Merkel: “No lo haré, si hallare allí a esas quince”.

Pero Don Mariano, empujado por De Guindos, no ceja en su empeño: “Ahora que he emprendido a hablar con mi Señora, quizá solo haya diez, y su coste sea de cuarenta mil millones”. “No os rescataré, por respeto a esas diez”.

“No se enoje mi Señora de nuevo, si hablo una vez más: quizás se hallaran aquí solo cinco entidades financieras viables, solventes, bien gestionadas y que no constituyan un peligro para todos los españoles; ¿nos abocarás al rescate, destruyendo a esas cinco entidades y a buena parte de lo poco productivo que queda en España?”. “No os rescataré”, respondió Angela, “si encuentro a esas cinco entidades”.

Y la canciller Merkel se marchó, luego que acabó de hablar con Rajoy; y Don Mariano volvió a su lugar.

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