Que durante la entrevista de Jordi Évole el pasado domingo a Felipe González hubiera un momento en el cual los dos iban en el coche sin cinturón de seguridad puede ser criticable en cierto sentido.
Digo cierto sentido puesto que la seguridad que dispone un cargo tan relevante como el de expresidente de un Gobierno es bastante elevada, y digo cierto modo también porque el actual presidente del Gobierno también grabó un vídeo en el que salía sin el cinturón de seguridad. Así que dejando de lado la anécdota, importante puesto que no se puede dar esa imagen a los españoles mientras que a la vez nos gastamos millonadas en anuncios para prevenir los accidentes de tráfico, pasaré a centrarme en otros temas más relevantes que dejó la entrevista.
Una de las cosas que se apreciaron en la entrevista, fue una declaración en la que afirmaba que “en esta vida hay como máximo cinco o seis personas con las cuales nunca te tomarías un café”. Una de estas personas es Pedro J. Ramírez, el actual director de El Mundo, que tachó además como amoral o inmoral. Personalmente creo que si no hubiese sido gracias al actual director de uno de los periódicos de más tirada nacional, la trayectoria de la democracia española hubiese sido distinta. Destapar un caso de corrupción tan brutal, o tan inmoral o amoral, debe de ser suficiente para querer tomar un café con la persona que lo hizo. González se mostró en contra del terrorismo de Estado (terrorismo del Estado contra terroristas del Estado) pero lo que no llego a entender es porque no quiere tomar cafés con quienes desarticulan una corrupción relacionada con tal tema.
El acercamiento de presos fue otro de los temas que ocupó la entrevista, tema del cual se mostró favorable y además dijo frases como: “Otegui debería de estar en la calle”. Dar privilegios a personas que han estado o están en la cárcel nunca lo he llegado a entender, sean terroristas o sin serlo (y además en muchos casos se conceden mas privilegios a los terroristas que no a los que han cometido un robo sin más…). Por tanto creo que Felipe González no midió sus palabras en la entrevista con Jordi Évole y además su imagen perjudica a un socialismo que a día de hoy se le ha quedado el café frío. Y este tipo de declaraciones varias no ayudaran a él ni a su partido.