Prometo para el próximo viernes un comentario más detenido sobre el lenguaje sexista y las opiniones de la RAE al respecto. Pero antes...

Pero antes permítanme a modo de aperitivo una serie de reflexiones que me van surgiendo a medida que pasa el tiempo. Me rebelo ante los estereotipos sexuales francamente estúpidos y pensados para estúpidos que nos asaltan desde la publicidad. La principal culpable es la… No, no, perdonen… quiero decir que la mujer es también corresponsable de ese sexismo que en general se puede definir casi siempre como machismo.

¿O no es ofender a todas las mujeres del mundo que para conseguir que yo compre una colonia salga por la pantalla de la tele un primerísimo plano de las glándulas mamarias de una actriz? Añádanle a eso una voz preorgásmica e insinuante que dice “Estoy buscando a Jacques”. Claro, Jacques no soy yo, a mí no me busca nadie de esas características, Jacques debe ser el nombre de la colonia, no me hagan mucho caso.

¿No debían lanzarse todas las organizaciones feministas del mundo contra esa marca de colonia, contra la actriz y contra la empresa productora del vídeo? ¿Y qué me dicen de aquel otro anuncio en el que una despampanante y conocidísima actriz francesa posaba semidesnuda sobre el capó de un Citroën? (Por cierto, ¿alguien puede decirme quién era?)

Nunca he entendido por qué los ministerios y organizaciones feministas varias no se lanzan en tromba contra los diarios, progres y de derechas, que inundan sus páginas de anuncios por palabras con descaradísimos anuncios de prostitución encub… prostitución descarada. ¿No sería factible suprimir toda publicidad institucional de aquellos periódicos que sigan ofendiendo el buen gusto y a la mujer en general?

¿Cuándo se van a olvidar organismos, clubes, subsecretarías y oficinas municipales de tanta palabrería vana y se concentrarán sinceramente en retirar el sexismo, en todas sus versiones pero especialmente en la versión machista, de la vida ciudadana?