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Si. Navidad es tiempo de regalos. Los grandes almacenes y el alumbrado navideño nos lo empiezan a recordar desde mediados de noviembre. Y este año pese a los recortes no podrá ser menos. Todos haremos un esfuerzo hasta donde nuestras mermadas economías nos lo permitan.
El regalo suele ser un acto de reconocimiento y de agradecimiento. Pero los hay de distintos tipos y clasificaciones. Por ejemplo, el regalo a las personas queridas que exige reciprocidad, porque si no es así te quedas, aun que sea un poco, decepcionado.
El resto suelen entrar en la tipología de lo que mi suegro, persona de grandes sentencias de sabiduría popular (del pueblo me refiero), decía cuando veía en estas fechas realizarse tanto regalo “desinteresado”: “el que regala bien vende si el que recibe comprende”.
Me cuesta entender que los tres tristes trajes que están centrando la política valenciana, una vez oídas las grabaciones entre el bigotes, Alvaro Cuesta, el ex Muy Honorable Camps y Ricardo Costa, fueran de la primera categoría de regalos. Ciertamente no sabemos qué pequeños regalos familiares les hicieron Camps, Costa, Campos y Betoret a sus amigos del alma a los cuales nos consta que quieren un “güevo”. Si lo supiéramos, los trajes podrían enmarcarse entre esos regalos familiares o entre amigos que se saldan con un dibujo hecho a mano de tus hijos. O con una caja de bombones para la Sra. Y como esta línea de argumentación y defensa no se ha utilizado en las estrategias de defensa de los imputados, surge la cuestión de si los regalos que realizaba la trama Gürtel estaban bien vendidos. Y lo que es peor, si quienes los recibieron, la cúpula de nuestros dirigentes, los “comprendieron”. Bons Nadals a Tots i regaleu…que no passa res. Ja ho voreu.
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