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Es el momento de cambiar la perspectiva

Piensa diferente

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Si estás leyendo esto seguramente entrarás en la condición de ser humano. Capacidad de discernir, de culpabilizarte, de reír y algunas veces, de pensar. Seguro que como tal, has pasado momentos en tu vida en los que tuviste ganas de tirar la toalla, dejarlo todo y no luchar más. Lo que se suelen llamar crisis, momentos bajos de la vida en los que hay que superarse. Crisis, esa palabra que ha tomado tal identidad con el sentir general hoy día, que parece que ha perdido su significado. Las crisis están para superarlas, ni dejarlas pasar, ni hablar de ellas constantemente: hay que hacer un esfuerzo, nada fácil por otra parte, para seguir adelante.


A dos metros bajo tierra puede parecer más antigua de lo que realmente es


Te estarás preguntando dónde quiero llegar. Me parece inevitable hablar del tema, llegados a un punto en el que parece que está todo estancado, que no hay nada nuevo y “está todo inventado”, cuando en realidad, los cambios se están sucediendo alrededor de una forma frenética, porque porque con esa premisa, nos han llevado a pensar que realmente no había nada más que hacer, que ya habíamos tocado techo. Incluso en moda, dónde parece que todo se reinventa, vuelve y se repite. Pero el que permanece en la historia y en la memoria es el que se atreve a innovar, consigue emocionar y encima, lo hace con calidad.


Kim y Nicki Minaj con su estilo propio


Recuerdo en mis años universitarios, cuándo parecía que no había otra forma válida de ser que escuálida y cuándo la gente pensaba que “invertir en un piso siempre era una inversión segura”. Tiempos de especulación post-caída de las Torres Gemelas, en los que no sólo se estaba reconstruyendo la Zona Cero, sino también, unos valores y principios que también se derruyeron con ellas. En aquellos tiempo sonaba en mis oídos el primer disco de Beyoncé, “Crazy in love”, aquel hit que hizo mover al culo a medio mundo. La cantante maciza irrumpió en un mundo en el que sus curvas no eran habituales, eran seña de identidad de pocas cómo Shakira o Mariah Carey. Eran tiempos en las que Britney Spears y Christina Aguilera disfrutaban de un trono y un hermoso costillar para mostrar.

Pocos años antes falleció, la que seguramente podría ser ahora competencia directa de Beyoncé o Rihanna, Aaliyah, que falleció trágicamente en un accidente de avión que prácticamente coincidió con el atentado del 11-S. Historias cómo las de Aaliyah, hacen pensar: nominada a los Grammy, a los Oscar y con papel estelar en una película de Matrix, aún a estrenar. Si esta mujer no hubiera muerto, hubiera influido en la escena musical y quizá ahora no sería cómo la conocemos.

Ahora mismo Beyoncé goza de una posición respetada. Siempre ha presumido de tener unos férreos valores, de los cuales no dudo, aunque sus últimos plagios (o cómo los llama ella, inspiraciones) han erosionado levemente la buena imagen que tenía de ella. Cómo icono, me gusta que sus piernas sean jamones ibéricos y que su culo sea amplio. Me gusta mucho. Por ello mismo, aunque no respete mucho a la señorita Kim Kardashian por su evidente boda de postal, me gusta que muestre un físico con una trasero cómo una paella para quince.


La bellísima Aaliyah

Nicki Minaj, otra mujer con anatomía curvilínea y perteneciente a la slutwave, proclama una estética de barbie con carnes y una colección de pelucas. Una mujerona que viste de forma extravagante y que conduce un lujoso coche rosa. Que si me hubiesen dicho en mis primeros años universitarios que ésta mujer lo iba a petar, no me lo hubiese creído. Tiempos en los que reproducía Sin City una y otra vez en mi pc, veía A dos metros bajo tierra en la 2 y en los que Andreu Buenafuente se pasaba a Antena 3. Parecen tan lejanos, tan distintos. El estado de bienestar nos había llenado la nevera del supermercado de alimentos que se acercaban más a la medicina y ni siquiera nos extrañaba. No, no está todo inventado, ni siquiera está todo dicho. Atrévete a pensar diferente, a Steve Jobs no le fue nada mal, y aunque no resulta ni lo más cómodo ni lo más fácil, ahora mismo es la respuesta. Y dentro de unos años nos reíremos de todo esto.

Piensa diferente

Es el momento de cambiar la perspectiva
Teresa Gascón
lunes, 12 de diciembre de 2011, 14:43 h (CET)

Si estás leyendo esto seguramente entrarás en la condición de ser humano. Capacidad de discernir, de culpabilizarte, de reír y algunas veces, de pensar. Seguro que como tal, has pasado momentos en tu vida en los que tuviste ganas de tirar la toalla, dejarlo todo y no luchar más. Lo que se suelen llamar crisis, momentos bajos de la vida en los que hay que superarse. Crisis, esa palabra que ha tomado tal identidad con el sentir general hoy día, que parece que ha perdido su significado. Las crisis están para superarlas, ni dejarlas pasar, ni hablar de ellas constantemente: hay que hacer un esfuerzo, nada fácil por otra parte, para seguir adelante.


A dos metros bajo tierra puede parecer más antigua de lo que realmente es


Te estarás preguntando dónde quiero llegar. Me parece inevitable hablar del tema, llegados a un punto en el que parece que está todo estancado, que no hay nada nuevo y “está todo inventado”, cuando en realidad, los cambios se están sucediendo alrededor de una forma frenética, porque porque con esa premisa, nos han llevado a pensar que realmente no había nada más que hacer, que ya habíamos tocado techo. Incluso en moda, dónde parece que todo se reinventa, vuelve y se repite. Pero el que permanece en la historia y en la memoria es el que se atreve a innovar, consigue emocionar y encima, lo hace con calidad.


Kim y Nicki Minaj con su estilo propio


Recuerdo en mis años universitarios, cuándo parecía que no había otra forma válida de ser que escuálida y cuándo la gente pensaba que “invertir en un piso siempre era una inversión segura”. Tiempos de especulación post-caída de las Torres Gemelas, en los que no sólo se estaba reconstruyendo la Zona Cero, sino también, unos valores y principios que también se derruyeron con ellas. En aquellos tiempo sonaba en mis oídos el primer disco de Beyoncé, “Crazy in love”, aquel hit que hizo mover al culo a medio mundo. La cantante maciza irrumpió en un mundo en el que sus curvas no eran habituales, eran seña de identidad de pocas cómo Shakira o Mariah Carey. Eran tiempos en las que Britney Spears y Christina Aguilera disfrutaban de un trono y un hermoso costillar para mostrar.

Pocos años antes falleció, la que seguramente podría ser ahora competencia directa de Beyoncé o Rihanna, Aaliyah, que falleció trágicamente en un accidente de avión que prácticamente coincidió con el atentado del 11-S. Historias cómo las de Aaliyah, hacen pensar: nominada a los Grammy, a los Oscar y con papel estelar en una película de Matrix, aún a estrenar. Si esta mujer no hubiera muerto, hubiera influido en la escena musical y quizá ahora no sería cómo la conocemos.

Ahora mismo Beyoncé goza de una posición respetada. Siempre ha presumido de tener unos férreos valores, de los cuales no dudo, aunque sus últimos plagios (o cómo los llama ella, inspiraciones) han erosionado levemente la buena imagen que tenía de ella. Cómo icono, me gusta que sus piernas sean jamones ibéricos y que su culo sea amplio. Me gusta mucho. Por ello mismo, aunque no respete mucho a la señorita Kim Kardashian por su evidente boda de postal, me gusta que muestre un físico con una trasero cómo una paella para quince.


La bellísima Aaliyah

Nicki Minaj, otra mujer con anatomía curvilínea y perteneciente a la slutwave, proclama una estética de barbie con carnes y una colección de pelucas. Una mujerona que viste de forma extravagante y que conduce un lujoso coche rosa. Que si me hubiesen dicho en mis primeros años universitarios que ésta mujer lo iba a petar, no me lo hubiese creído. Tiempos en los que reproducía Sin City una y otra vez en mi pc, veía A dos metros bajo tierra en la 2 y en los que Andreu Buenafuente se pasaba a Antena 3. Parecen tan lejanos, tan distintos. El estado de bienestar nos había llenado la nevera del supermercado de alimentos que se acercaban más a la medicina y ni siquiera nos extrañaba. No, no está todo inventado, ni siquiera está todo dicho. Atrévete a pensar diferente, a Steve Jobs no le fue nada mal, y aunque no resulta ni lo más cómodo ni lo más fácil, ahora mismo es la respuesta. Y dentro de unos años nos reíremos de todo esto.

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