Con el cambio de estación, la piel y el cabello se enfrentan a nuevos retos en los que una rutina de belleza adaptada y personalizada se convierte en la clave para lidiar con esta transición. En el caso del cuero cabelludo y el cabello los grandes enemigos a batir durante la época estival se convierten en precisamente los más deseados. Sol, arena, mar y piscina (más bien el cloro) se alían en nuestra contra y, aunque «no tengan influencia directa sobre los ciclos capilares», tal y como explica la Dra. Alba Gómez, directora de la Unidad de Medicina Capilar de IMR, «sí pueden favorecer el debilitamiento de los tallos pilosos, ocasionando puntos de fractura y una mayor caída capilar por rotura de la fibra».

Los efectos del sol. El gran perjudicado, nuestro cuero cabelludo
El sol es fuente de vida y en pequeñas dosis es capaz de estimular la circulación sanguínea, promoviendo el crecimiento del cabello. Sin embargo, también cuenta con efectos negativos. Capaz de alterar la queratina y debilitar la fibra capilar, consigue que el cabello se torne más seco, quebradizo y propenso a la rotura. Por si fuera poco, los rayos UV pueden degradar la melanina causando que se aclare, especialmente cuando se trata de cabellos teñidos o decolorados.
Sin embargo, el gran afectado es nuestro cuero cabelludo. «El cuero cabelludo es piel y, como el resto de piel de nuestro organismo, puede sufrir quemaduras por la exposición solar. Especialmente en personas con pelo rubio o escasa densidad capilar. El sol incide de forma perpendicular en nuestra cabeza y el riesgo de quemadura aumenta, con el consiguiente acúmulo de daño celular y el riesgo de aparición de tumores cutáneos con el paso de los años. A nivel de la fibra capilar, que está formada por células muertas, no hay riesgo de aparición de tumores, pero sí de oxidación del pigmento natural del pelo, o melanina, motivo por el cual el cabello se ve más claro en verano. Además, con la radiación ultravioleta del sol, pueden alterarse algunos aminoácidos que conforman las cadenas de queratina y modificar la estructura de la fibra capilar» explica la especialista.
Sol, arena, mar, cloro y tinte. ¿Hora de pasarse al moreno?
Si bien es cierto que el sol degrada la melanina causando que se aclare, especialmente cuando se trata de cabellos teñidos o decolorados, los tintes oscuros, explica la Dra. Gómez, «tienen cierto efecto protector artificial de nuestro cabello, ya que absorben la radiación y evitan la oxidación de la melanina natural de los tallos».
Verano: así cuida su cabello un dermatólogo/tricólogo
La Dra. Alba Gómez lo tiene claro. Protección solar y física (sombreros), una rutina capilar adaptada a nuestro tipo de cabello, nutricosmética o cepillos de púas flexibles se convierten en nuestros mejores aliados.
«Sería recomendable proteger nuestra piel de la cabeza con sombreros y protectores solares adaptados a cuero cabelludo. También nuestros tallos pilosos con sombreros y protectores solares de fibra capilar. Además, es importante evitar mantener el cabello húmedo durante largos periodos del día, ya que en ese estado es más frágil y propenso a daños, especialmente si roza con prendas, toallas o accesorios como sombreros. Por otro lado, se recomienda utilizar productos hidratantes específicos para la fibra capilar, evitar peinar el cabello mojado con cepillos agresivos y mantenerlo libre de nudos y enredos. Incluso en verano, es fundamental seguir una rutina básica de cuidado capilar para preservar la salud y el aspecto de nuestra melena. Los cepillos más respetuosos son aquellos de púas flexibles y a distintas alturas. Los productos hidratantes de la fibra capilar son muy relevantes en verano y se deben adecuar al tipo de cabello. Respecto a la nutricosmética», explica, «es interesante complementar con un protector solar oral».
Cómo cuidar el cabello si padeces alopecia o tienes el cabello débil
Dado que con la alopecia la densidad del cabello está seriamente afectada, es más importante, explica la especialista, «proteger bien la piel del cuero cabelludo, ya que el pelo no ejercerá esa función protectora. Los sombreros, de tejidos con buen entrelazado, pero ligeros, serán tus mejores aliados. A nivel del tallo, todos los cuidados mencionados para cabellos sin patología se tendrán que cumplir de forma más rigurosa, ya que un cabello fino afectado por la alopecia es un cabello con menos capas cuticulares y, por ello, más expuestos a las agresiones y fracturas».
Y a la vuelta del verano, ¿qué?
La Dra. Gómez aboga por «retomar lo antes posible nuestras rutinas capilares, sobre todo las de hidratación de la fibra. Si detectamos que nuestras puntas ya tienen numerosos puntos de fractura será una buena idea acudir a cortarlas».
Algunos consejos extra
Aplicar aceites específicos (argán, jojoba o siliconas volátiles en formato sérum) para crear una película hidrofóbica, que protege el cabello del agua salada o clorada. Además, minimiza la deshidratación por el sol. Lavar el cabello tras la playa o la piscina es fundamental para eliminar residuos de sal, cloro y arena. Recomiendo utilizar un champú suave con efecto quelante (que neutralice minerales) para prevenir daños acumulativos. Evitar recogidos muy tirantes, especialmente si el pelo está húmedo o frágil.
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