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Maestro marroquí para la guerra de guerrillas

En la extensa entrevista publicada por Ignacio Ramonet en el libro “Cien Horas con Fidel”, el líder de la revolución cubana reconoce a un marroquí como gran maestro de la guerrilla
Luis Agüero Wagner
miércoles, 7 de junio de 2017, 08:55 h (CET)
El 14 de junio de 1959, el mismo día que cumplía treinta y un años, el legendario guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara decidió hacerse a sí mismo un obsequio en El Cairo. Los astros se encontraban alineados, pues durante la revolución nasserí gobernaba en Marruecos Abdallah Ibrahim, líder del desprendimiento izquierdista del Istiqlal conocido como Unión Nacional de Fuerzas Populares.

Era embajador marroquí en Egipto el escritor Abdelkhalek Torres, autor de una obra clásica del teatro marroquí, “La victoria de la Justicia”.

El auto-regalo del Che era un encuentro con Abdelkrim, que había sido confiado por el mismo Ibrahim a sus correligionarios, pues el Che había expresado vivo interés en conocer al legendario estratega de Annual. La oportunidad se daba porque el Che se encontraba en una gira mundial representando a Cuba ante gobiernos “no alineados”.

El Egipto bajo la conducción de Nasser era, obviamente, una escala obligada.

El interés de Guevara se explicaba por la admiración hacia Abdelkrim que el general Bayo, español que instruyó en tácticas guerrilleras a los barbudos de la Sierra Maestra, había transmitido a sus discípulos que acabarían derrocando al dictador Batista. Bayo era un militar institucionalista que combatió en filas republicanas durante la guerra civil española, luego de servir en Marruecos donde sufrió en carne propia las endiabladas estrategias del mítico Abdelkrim.

La trascendencia del maestro guerrillero marroquí lo había hecho acreedor de ser tapa de la célebre revista “TIME”, el 17 de agosto de 1925. Por entonces presidía la república del Rif, y alimentaba la leyenda de haber infligido a los españoles la mayor derrota militar en toda su historia.

En Annual habían perdido la vida unos trece mil españoles, y la conmoción generada por este desastre en España acabaría en pocos años con la caída de Alfonso XIII.

En julio de 1955, Bayo fue presentado a Fidel Castro en México por Saviur Cancio Peña. El Che Guevara rindió tributo al guerrero español, que lo había calificado como su mejor alumno, describiéndole como un quijote moderno que teme más no ver su patria liberada que a la misma muerte, y lo identificó como su maestro.

De acuerdo con el testimonio de Fidel, Bayo y el Che intimaron jugando ajedrez, en memorables partidas nocturnas. El militar había tenido la inusual sabiduría de aprender de sus oponentes, y asimilado la estrategia del vencedor de Annual durante los años que sirvió en Marruecos.

Fidel Castro testimonió que de Bayo habían aprendido la forma en que Abdelkrim lograba romper los cercos españoles durante la guerra del Riff.

Así como el Che Guevara se superponía a las patrias pequeñas e historias pequeñas en Latinoamérica, Abdelkrim extendía su liderazgo a escala magrebí.

Valga esta mención al indiscutido maestro de la guerra de guerrillas, que hizo saber al mundo de qué madera están hechos los héroes del Magreb.

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