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Un adiós sin interés

Zapatero se despide en el Debate del Estado de la Nación
Almudena Negro
viernes, 1 de julio de 2011, 06:44 h (CET)
Si no fuera por el debate de presupuestos que parece tener intención de protagonizar, ya veremos, podría haber sido la última aparición importante de Rodríguez Zapatero en la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados. Allí se presentó el aún Presidente del Gobierno de los recortes sociales para hablarle al respetable de cifras, que no de realidad. En la tribuna, el mismo Zapatero de siempre. El de 2004. El de 2007. El de 2009. El del pleno empleo y la Champions League económica. El que ve brotes verdes por doquier y anuncia con ocasión o sin ella que estamos saliendo de una crisis que, , perdiendo con ello un tiempo precioso, se negó a reconocer hasta que la evidencia lo hizo inevitable. El señor del talante no se rinde, como se pudo ver en la agresiva réplica a un ya más que presidenciable Mariano Rajoy, quien dejó pasar la oportunidad de finiquitar al cadáver político que tenía enfrente.

Anuncia Il Corriere de la Sera que ZP, poco más de 50 años, se dedicará en cuanto deje la presidencia a vegetar en León, viviendo de las rentas que le pagarán los contribuyentes españoles. Su vida laboral se habrá limitado a unas pocas clases como profesor adjunto y a hacer carrera política en el seno del PSOE. Los españoles, mientras tanto, a jubilarse a los 67 después de décadas de duro trabajo. Bibiana Aído, previo paso por caja del contribuyente español, se acaba de colocar en la ONU. Justo castigo para una inútil y carísima organización internacional dedicada al blanqueo de dictadores varios. Una lástima, entiéndase la ironía, lo de Moratinos en la FAO. A Leire deberían colocarla en la OMS de la gripe A (ntiliberal).

Rodríguez Zapatero, el de los cinco millones de parados, se mostró el pasado martes satisfecho con su gestión, llegando a presumir de aumento de gasto social en el que incluye los subsidios de paro. Coló de rondón su presencia en el G-nosequé que se celebrará el próximo mes de noviembre, descartando así el adelanto electoral. La excusa, las reformas estructurales que el país requiere. Necesita, metida ETA en las instituciones como jamás estuvo, lavar su imagen. Le preocupa su papel ante la Historia. Lo lleva claro. Lo suyo no se arreglará ni con otra Ley de Desmemoria Histórica.

Empero, no anunció reforma estructural alguna, limitándose a anunciar un techo de gasto light para las manirrotas Comunidades Autónomas y algún guiño a los indignantes del 15-M, que se manifiestan en solidaridad con los helenos que quieren la quiebra de Grecia y hasta del euro. Ni reforma energética, ni laboral de verdad, ni educativa, ni económica, ni judicial. Nada que justifique su empeño en quedarse, ante lo cual, conociendo al personaje, habrá que empezar a preguntarse a qué viene tanto empeño. Algo trama.

En realidad, todo ello da igual. Los españoles, dueños del mando de la televisión, eligieron pasar la tarde del martes con Belén Esteban y Jorge Javier. De Zapatero la única noticia que les interesa a estas alturas es su decisión patriótica –esperen sentados- de convocatoria electoral.

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