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Las enfermedades hepáticas, síntomas y conclusiones

El consumo abusivo y continuado de alcohol es determinante para el deterioro del hígado
Redacción
martes, 4 de abril de 2017, 23:33 h (CET)

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Las enfermedades del hígado pueden ser hereditarias o provocadas por múltiples factores como el consumo de alcohol, una infección viral o la obesidad, entre otros. El daño hepático puede ser una condición crónica peligrosa si se llega a dañar de manera irreversible, como es el caso de la cirrosis que puede desencadenar una insuficiencia hepática.

El hígado es un órgano de gran tamaño. Pesa aproximadamente 1,8 kg en hombres y 1,3 kg en mujeres. Situado encima del estómago y debajo del diafragma. Desempeña al menos 500 funciones distintas además de recibir el 13% del riego sanguíneo para su correcto funcionamiento. Se compone de hepatocitos, unas células que absorben los alimentos y desintoxican la sangre eliminando sustancias nocivas para el cuerpo humano. Libera al cuerpo de toxinas y es indispensable para una digestión correcta, por lo que el hígado se convierte en un órgano vital que debemos cuidar.

En  eSalud.com encontramos interesantes artículos que nos ayudan a llevar un cuidado y seguimiento adecuado del hígado, para mantenerlo a pleno rendimiento y de este modo ganar en salud y calidad de vida. Así como a poder identificar los principales signos en nuestro cuerpo en caso de sufrir una enfermedad hepática.

Es bien sabido que el consumo abusivo y continuado de alcohol es determinante para el deterioro del hígado y la aparición de algunas patologías relacionadas con la salud hepática. Sin embargo, hoy en día conocemos cientos de enfermedades hepáticas y los síntomas pueden variar. No sólo el consumo de alcohol provoca estas patologías, desde luego. La gravedad de estas enfermedades y sus síntomas varían dependiendo si el paciente tiene cirrosis o hepatitis, por ejemplo. Por lo que las revisiones deberían ser regulares y anuales e inmediatamente al primer signo de molestias o hinchazón en la zona.

Sin embargo, los síntomas pueden ser leves y no específicos en una fase inicial y pueden pasarse por alto fácilmente. La enfermedad puede mostrar síntomas leves como fatiga, pérdida del apetito, malestar general, vómito, náusea o pérdida de peso, por poner algunos ejemplos.

En una fase más avanzada de las enfermedades hepáticas se pueden encontrar diversas patologías o síntomas. La encefalopatía hepática que se refiere a una disminución del cerebro como consecuencia de las sustancias tóxicas acumuladas en el cerebro por el hígado, debido a que éste no puede eliminarlas de manera efectiva, es una complicación que puede ser provocada por la cirrosis y puede provocar síntomas como la pérdida de memoria a corto plazo, la confusión o la pérdida de conciencia. Según algunos estudios, la encefalopatía hepática está relacionada con algunas sustancias como el amoniaco, los ácidos grasos sueltos y los falsos neurotransmisores.

Otra de las características clínicas que puede manifestarse es la hepatomegalia, la cual puede generar tumores o perturbar el flujo sanguíneo. Debido a la acumulación de grasa el hígado puede aumentar de tamaño y por lo tanto podemos sentir dolor en el abdomen superior derecho. La ictericia, o coloración amarillenta de la piel, uñas y ojos, debido a la imposibilidad de procesar adecuadamente la bilirrubina es otro de los síntomas que podemos percibir al desarrollar una enfermedad hepática. El picor llamado prurito o los hematomas son otros de los síntomas perceptibles característicos. Así como los desequilibrios hormonales (desarrollo de mamas en varones y alteraciones en la menstruación en mujeres) y los angiomas aracniformes que forman pequeños capilares visibles en la piel son otros de los síntomas que podemos enumerar y asociar a una patología hepática.

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