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Belén Esteban, Diputada

Eduardo Cassano
Eduardo Cassano
jueves, 23 de septiembre de 2010, 07:01 h (CET)
No se trata de una broma. Según un estudio encargado a Sigma Dos, si Belén Esteban se presentara hoy a unas elecciones obtendría representación parlamentaria. Si uno reflexiona esta noticia tampoco resulta del todo extraño, si tenemos en cuenta que Rajoy está ahora mismo más cerca que Zapatero de ganar las próximas elecciones, a pesar de ser menos valorado como político que el actual presidente del Gobierno.

Algo está cambiando en España en los últimos tiempos. Belén Esteban,'la princesa del pueblo' como se la conoce, y que datítulo al programa especial en el que van a participar personajes tan importantes en la vida social y política como Eduard Punset, Miguel Ángel Rodríguez o Pilar Rahola, entre otros, ha sido un fenómeno social que primero alteró la actualidad televisiva, disparando las audienncias de los programas en los que participa o se habla de ella, y ahora podría convertirse también, si quiere, en un interesante fenómeno político.

Sé que dar más importancia a una futurible figura política de Belén Esteban que a la huelga general de la semana que vieneparece una locura a todas luces, pero si uno se detiene a reflexionar un segundo comprobará que no lo es. Sólo con observar a Eduard Punset dedicando su tiempo a este fenómeno social, es digno de tener en cuenta acerca de su importancia.

Resulta que durante muchos años, demasiados, hemos vivido en nuestro país un bipartidismo político en el que se han ido intercambiando el poder, por errores del Gobierno de turno más que por las soluciones aportadas por la oposición. La tercera fuerza política jamás aspiraba a más que hacer pactos para sacar adelante sus propios intereses, y su número de votantes está siempre a años luz.

Esto ha hecho que el Gobierno y la oposición se dediquen a lo suyo, principalmente, antes que solucionar los verdaderos problemas de la población; los que votamos. Quizás por ello cada año aparecen multitud de casos de corrupción, de tramas urbanísticas, de ayuntamientos endeudados por culpa de la mala gestión, mientras los contribuyentes pagamos cada año un salario galáctico a unos diputados que, salvo los días importantes de votación (y aún en esos días algunos todavía le dan al botón equivocado), ni se molestan en ir al puesto de trabajo por el cuál están cobrando.

Todo ello nos ha llevado, otra vez, a una huelga general. Cada presidente ha tenido la suya, Zapatero no iba a ser menos. El problema no es actual si se mira con prespectiva; los sindicatos defienden al trabajador, o eso dicen, sólo cuando les conviene. De lo contrario, no se entiende que España tenga uno de los peores sueldos mínimos de toda Europa, que es incluso la mitad de otros países en los que supuestamente estamos al mismo nivel económico. La huelga general, absurda ahora mismo pero al mismo tiempo necesaria desde hace mucho tiempo, no va a solucionar este asunto. Tampoco cambiará la reforma laboral, que por un lado se entiende -en época de crisis- siempre que al quitar derechos al pobre también se le quite al rico.

En realidad, la huelga general propuesta por los sindicatos es algo que tenían que hacer de forma obligatoría, únicamente para justificar su posición, garantizada y bien remunerada. Precisamente por esto, el fenómeno de Belén Esteban es algo esperanzador, porque si bien es un personaje público que puede caer bien o mal, si no es ella debería ser alguien como ella la que irrumpa con aire fresco en la política española para que las cosas cambien, no de forma temporal y según los intereses convenidos entre los partidos políticos o los sindicatos, sino de forma definitiva y, a fin de cuentas, que sirvan de ayuda a la población general que es la que vota cada cuatro años. Y si ahora Belén Esteban obtendría una representación parlamentaría, por algo será. Sólo espero que, ella o quién sea, no caiga en malas manos y sea peor el remedio que la enfermedad; tal y cómo está el panorama, tampoco es cuestión de tener un Debate de la Nación Deluxe

El peligro es que caiga en malas manos...

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