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Estamos creando un imaginario colectivo irreal que nos hace creer que podemos vivir en un mundo perfecto, tener vidas perfectas y ser felices 24 horas al día

No somos perfectos…..¡Ni ganas!

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Leo un brillante artículo de Lola Sampedro en el diario “El Mundo” en el que reivindica el derecho de los enfermos de cáncer a sufrir en paz. Cuestiona esa obligación que les está imponiendo esta sociedad de convertirse en héroes que con una sonrisa nos alivien a todos del miedo y la angustia.

¡No puedo estar más de acuerdo con este planteamiento! Nos hemos vuelto una sociedad obsesiva de la felicidad, la salud y la perfección.

No hay más que ver como apartamos y obviamos compulsivamente cualquier manifestación de sufrimiento. No queremos pensar en la muerte, la enfermedad o la debilidad y por ello recompensamos con aplausos a aquellos que cuando están enfermos nos obsequian con una imagen feliz y llamamos héroes a quienes sufren en la intimidad sin hacer partícipe al resto de la humanidad.

Ser capaz de sonreír ante una enfermedad es una actitud muy respetable pero es exactamente igual de respetable llorar, desesperarse o hundirse.

Estamos creando un imaginario colectivo irreal que nos hace creer que podemos vivir en un mundo perfecto, tener vidas perfectas y ser felices 24 horas al día.

Y esta irrealidad de sociedad perfecta está ya creándonos una cantidad de sufrimiento inimaginable.

Si asumimos como real una existencia que por la propia definición del ser humano no lo es, estaremos luchando cada día contra nuestra propia naturaleza.

Las personas somos vulnerables, extremadamente vulnerables. Sufrir, desgarrarse o caerse son partes de nuestra propia esencia y en esas situaciones de vulnerabilidad solemos necesitar del apoyo, la comprensión y el cariño de otros seres humanos para salir adelante.

¿Qué hacemos entonces intentando ocultar el dolor? Nos aislamos, nos creamos una imagen distorsionada de nosotros mismos y nos hacemos polvo la autoestima intentando ser como unos referentes que nos han puesto y que no podemos alcanzar porque no son reales.

Nuestra sociedad está realmente enferma, pero no porque tenga problemas o miserias. Está enferma porque está intentando convertirnos a todos en personajes de una perfecta película coral y no nos permite aceptarnos como lo que somos realmente, personas.

Quien les escribe hace tiempo que tomó la decisión de liberarse de toda esa basura que le están intentando meter en la cabeza cada día y aceptarse con sus momentos épicos y sus momentos más catastróficos.

Piénselo por un instante. ¿Qué pasaría si por un momento pudiesen liberarse de la convención social de que tenemos que dar siempre nuestra mejor cara al mundo? Igual no sería tan malo poder decirle a alguien que tenemos una depresión. O que estamos tomando ansiolíticos porque la vida a veces nos desborda. Podemos intentar confesar una fobia que a ojos de todos es absurda. Podemos reconocer que hay días que no sabemos cómo levantarnos de la cama.

Igual usted, que está enfermo puede permitirse decir un día que tiene pánico y dejar de tranquilizar a los demás para que sean ellos quienes le tranquilicen. O igual no es tan malo admitir que nos sentimos fracasados, cansados o enfadados.

Ponga usted aquí lo que quiera que le pase y si es capaz de sacarlo fuera aunque sólo sea un día verá que no es usted tan raro, todos llevamos nuestra mochila y no pasa absolutamente nada.

Recuerdo la primera vez que me dio un ataque de ansiedad. Estaba en la universidad y durante una época me sentía peor porque pensaba que era una chalada que había perdido el control que por la propia ansiedad. Pero como soy como soy, un día se me ocurrió contárselo a todos mis compañeros en la cafetería de la universidad y ¡oh, albricias! Resulta que casi todos habíamos pasado por lo mismo y todos estábamos sufriendo por aislarnos con ello.

La vida no es perfecta y nosotros somos menos perfectos aún. Pero usted que me lee. Usted que se esfuerza. Usted que llora. Usted que sufre. Usted que es capaz de querer…..Usted es un ser único y fantástico y el no ser perfecto le hace aún mucho más especial.

Ahora si me disculpan me voy a tomar una tila que llevo unos días con ansiedad y siendo más imperfecta que nunca.

No somos perfectos…..¡Ni ganas!

Estamos creando un imaginario colectivo irreal que nos hace creer que podemos vivir en un mundo perfecto, tener vidas perfectas y ser felices 24 horas al día
Iria Bouzas Álvarez
jueves, 16 de febrero de 2017, 00:05 h (CET)
Leo un brillante artículo de Lola Sampedro en el diario “El Mundo” en el que reivindica el derecho de los enfermos de cáncer a sufrir en paz. Cuestiona esa obligación que les está imponiendo esta sociedad de convertirse en héroes que con una sonrisa nos alivien a todos del miedo y la angustia.

¡No puedo estar más de acuerdo con este planteamiento! Nos hemos vuelto una sociedad obsesiva de la felicidad, la salud y la perfección.

No hay más que ver como apartamos y obviamos compulsivamente cualquier manifestación de sufrimiento. No queremos pensar en la muerte, la enfermedad o la debilidad y por ello recompensamos con aplausos a aquellos que cuando están enfermos nos obsequian con una imagen feliz y llamamos héroes a quienes sufren en la intimidad sin hacer partícipe al resto de la humanidad.

Ser capaz de sonreír ante una enfermedad es una actitud muy respetable pero es exactamente igual de respetable llorar, desesperarse o hundirse.

Estamos creando un imaginario colectivo irreal que nos hace creer que podemos vivir en un mundo perfecto, tener vidas perfectas y ser felices 24 horas al día.

Y esta irrealidad de sociedad perfecta está ya creándonos una cantidad de sufrimiento inimaginable.

Si asumimos como real una existencia que por la propia definición del ser humano no lo es, estaremos luchando cada día contra nuestra propia naturaleza.

Las personas somos vulnerables, extremadamente vulnerables. Sufrir, desgarrarse o caerse son partes de nuestra propia esencia y en esas situaciones de vulnerabilidad solemos necesitar del apoyo, la comprensión y el cariño de otros seres humanos para salir adelante.

¿Qué hacemos entonces intentando ocultar el dolor? Nos aislamos, nos creamos una imagen distorsionada de nosotros mismos y nos hacemos polvo la autoestima intentando ser como unos referentes que nos han puesto y que no podemos alcanzar porque no son reales.

Nuestra sociedad está realmente enferma, pero no porque tenga problemas o miserias. Está enferma porque está intentando convertirnos a todos en personajes de una perfecta película coral y no nos permite aceptarnos como lo que somos realmente, personas.

Quien les escribe hace tiempo que tomó la decisión de liberarse de toda esa basura que le están intentando meter en la cabeza cada día y aceptarse con sus momentos épicos y sus momentos más catastróficos.

Piénselo por un instante. ¿Qué pasaría si por un momento pudiesen liberarse de la convención social de que tenemos que dar siempre nuestra mejor cara al mundo? Igual no sería tan malo poder decirle a alguien que tenemos una depresión. O que estamos tomando ansiolíticos porque la vida a veces nos desborda. Podemos intentar confesar una fobia que a ojos de todos es absurda. Podemos reconocer que hay días que no sabemos cómo levantarnos de la cama.

Igual usted, que está enfermo puede permitirse decir un día que tiene pánico y dejar de tranquilizar a los demás para que sean ellos quienes le tranquilicen. O igual no es tan malo admitir que nos sentimos fracasados, cansados o enfadados.

Ponga usted aquí lo que quiera que le pase y si es capaz de sacarlo fuera aunque sólo sea un día verá que no es usted tan raro, todos llevamos nuestra mochila y no pasa absolutamente nada.

Recuerdo la primera vez que me dio un ataque de ansiedad. Estaba en la universidad y durante una época me sentía peor porque pensaba que era una chalada que había perdido el control que por la propia ansiedad. Pero como soy como soy, un día se me ocurrió contárselo a todos mis compañeros en la cafetería de la universidad y ¡oh, albricias! Resulta que casi todos habíamos pasado por lo mismo y todos estábamos sufriendo por aislarnos con ello.

La vida no es perfecta y nosotros somos menos perfectos aún. Pero usted que me lee. Usted que se esfuerza. Usted que llora. Usted que sufre. Usted que es capaz de querer…..Usted es un ser único y fantástico y el no ser perfecto le hace aún mucho más especial.

Ahora si me disculpan me voy a tomar una tila que llevo unos días con ansiedad y siendo más imperfecta que nunca.

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