Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Presos de la libertad
Eduardo Cassano

Huelgas

|

Hay cosas que nunca cambian a lo largo de cada mes del año: durante los últimos meses se produce el mayor gasto en consumo personal (regalos de Navidad, cenas y caprichos varios) y es en los primeros meses del siguiente año cuando toca pagar las tarjetas de crédito. Enseguida toca reservar las vacaciones de Semana Santa –o puentes varios- para darse un respiro antes de las vacaciones de verano; unas vacaciones que, por cierto, ya se pueden reservar desde abril con las indecentes ofertas 2x1 (por aquello de la publicidad engañosa). Total, que sin darnos cuenta cada mes tenemos una ilusión para sobrellevar nuestras vidas, que por supuesto conlleva un gasto.

Es posible que por culpa de eso cada mes de septiembre sea un mes muy bueno para un sector y muy malo para otro; mientras los abogados hacen su particular agosto, gracias a las demandas de divorcio (otro clásico que nunca cambia, y cuyo aumento ya es del 200%), al sector del comercio le toca esperar hasta que la gente se ponga a derrochar ante la víspera de Navidades. Y vuelta a empezar un año más.

Pero si hay un verdadero clásico, algo que no cambia ningún año –ni parece que cambiará, son las huelgas de verano; cuando no es de los trabajadores de Iberia, es de los controladores aéreos, los pilotos, aerolíneas en quiebra, o como acaba de anunciar el sindicato CGT, de Renfe en plena operación salida de agosto. Y cada año más personas que tratan de disfrutar –como pueden, y como les dejan- de unas merecidas vacaciones son las perjudicadas, para que al final unos trabajadores que en muchos casos triplican el sueldo de estas personas perjudicadas ganen todavía más dinero a su costa.

En pocas semanas hemos sido testigos de la huelga más salvaje que recuerdo, la del metro de Madrid, que ha interrumpido la rutina de toda una gran ciudad. Me pregunto cuándo llegará el día en que seamos nosotros, los que históricamente somos los únicos perjudicados, los que nos declaremos en huelga. De algún modo, el que sea, pero no acabo de comprender cómo seguimos pagando religiosamente las constantes subidas de cualquier transporte, para que al final acabe en el bolsillo de las personas que poco después nos perjudican gravemente.

Huelgas

Eduardo Cassano
Eduardo Cassano
miércoles, 21 de julio de 2010, 22:16 h (CET)
Hay cosas que nunca cambian a lo largo de cada mes del año: durante los últimos meses se produce el mayor gasto en consumo personal (regalos de Navidad, cenas y caprichos varios) y es en los primeros meses del siguiente año cuando toca pagar las tarjetas de crédito. Enseguida toca reservar las vacaciones de Semana Santa –o puentes varios- para darse un respiro antes de las vacaciones de verano; unas vacaciones que, por cierto, ya se pueden reservar desde abril con las indecentes ofertas 2x1 (por aquello de la publicidad engañosa). Total, que sin darnos cuenta cada mes tenemos una ilusión para sobrellevar nuestras vidas, que por supuesto conlleva un gasto.

Es posible que por culpa de eso cada mes de septiembre sea un mes muy bueno para un sector y muy malo para otro; mientras los abogados hacen su particular agosto, gracias a las demandas de divorcio (otro clásico que nunca cambia, y cuyo aumento ya es del 200%), al sector del comercio le toca esperar hasta que la gente se ponga a derrochar ante la víspera de Navidades. Y vuelta a empezar un año más.

Pero si hay un verdadero clásico, algo que no cambia ningún año –ni parece que cambiará, son las huelgas de verano; cuando no es de los trabajadores de Iberia, es de los controladores aéreos, los pilotos, aerolíneas en quiebra, o como acaba de anunciar el sindicato CGT, de Renfe en plena operación salida de agosto. Y cada año más personas que tratan de disfrutar –como pueden, y como les dejan- de unas merecidas vacaciones son las perjudicadas, para que al final unos trabajadores que en muchos casos triplican el sueldo de estas personas perjudicadas ganen todavía más dinero a su costa.

En pocas semanas hemos sido testigos de la huelga más salvaje que recuerdo, la del metro de Madrid, que ha interrumpido la rutina de toda una gran ciudad. Me pregunto cuándo llegará el día en que seamos nosotros, los que históricamente somos los únicos perjudicados, los que nos declaremos en huelga. De algún modo, el que sea, pero no acabo de comprender cómo seguimos pagando religiosamente las constantes subidas de cualquier transporte, para que al final acabe en el bolsillo de las personas que poco después nos perjudican gravemente.

Noticias relacionadas

Estamos fuertemente imbuidos, cada uno en lo suyo, de que somos algo consistente. Por eso alardeamos de un cuerpo, o al menos, lo notamos como propio. Al pensar, somos testigos de esa presencia particular e insustituible. Nos situamos como un estandarte expuesto a la vista de la comunidad y accesible a sus artefactos exploradores.

En medio de los afanes de la semana, me surge una breve reflexión sobre las sectas. Se advierte oscuro, aureolar que diría Gustavo Bueno, su concepto. Las define el DRAE como “comunidad cerrada, que promueve o aparenta promover fines de carácter espiritual, en la que los maestros ejercen un poder absoluto sobre los adeptos”. Se entienden también como desviación de una Iglesia, pero, en general, y por extensión, se aplica la noción a cualquier grupo con esos rasgos.

Acostumbrados a los adornos políticos, cuya finalidad no es otra que entregar a las gentes a las creencias, mientras grupos de intereses variados hacen sus particulares negocios, quizá no estaría de más desprender a la política de la apariencia que le sirve de compañía y colocarla ante esa realidad situada más allá de la verdad oficial. Lo que quiere decir lavar la cara al poder político para mostrarle sin maquillaje.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto