Decirte que en la vida no es todo color de rosa es un tópico, pero responde a la realidad de entender que vivir es un proceso constante de cambios en ti, en los demás y en tu propio entorno. El poder gestionar adecuadamente cada momento es un potencial a trabajarte ya que de alguna manera podrás aprender a disfrutar esos momentos óptimos que vives y que vivirás, poniendo al servicio de esos momentos todas tus aptitudes, lo que hará que aumentes tu bienestar y experimentes una mayor felicidad.

Pero, claro está, entender la vida como un camino de cambios constantes a los que tienes que ir respondiendo también implica que vivirás cosas que no te gusten tanto y a las que tendrás que responder y gestionar a lo largo de tu vida de la mejor manera posible para que las intérpretes como elementos constructores y transformadores en tu vida.

Por lo tanto debes de asumir que todo el mundo pasa momentos malos a lo largo de su vida, momentos que te generarán sufrimiento, dolor, tristeza, ira, etcétera. Por esa razón es importante que aprendamos y conozcamos la cara del sufrimiento para así entender cómo nos afecta y cómo nos transforman en cada momento. Ya que en ocasiones puede dejarnos inmóviles y sin capacidad de respuesta ante situaciones vitales importantes.

Por mucho que esos pseudo-profesionales se empeñen en que neguemos el dolor, abriendo las puertas de la felicidad fácil. Tanto el sufrimiento como la felicidad nos enseñan, pero además ambos son elementos constructores de la empatía. Es decir, nos enseñan a saber descubrir el corazón de las personas con las que convivimos. La importancia de la empatía y de la gestión de emociones es fundamental para nuestra salud, nos aportan bienestar y felicidad. El conocer las alegrías y tristezas propias y ajenas, nos hace mejores personas.

En primer lugar, nos construyen pues nos hacen humildes ya que aceptamos las limitaciones que en ocasiones tenemos, esas para las que tenemos de dotarnos de herramientas para gestionarlas. Pero al mismo tiempo el conocer tu alegría y tu felicidad te transforman y te hacen valorarte y quererte a ti. En definitiva, viajamos siempre entre la dicotomía de la humildad y la majestuosidad de cada momento entendido como único y maravilloso.

Ese proceso de asunción y vivencia personal, destinado a potenciar tu bienestar y que me hace sentir que soy capaz de producir cambios. Esa sensación de sentirme que soy generador de cambios de mi propia vida, me hace sentir menos vulnerables entendiendo que las circunstancias modulan mi vida pero que con el tiempo soy el único responsable de mi propia situación en cada momento de mi vida, por lo tanto soy creador de mi propia salud, de mi felicidad.