Lo que comenzó como una supuesta promesa de regeneración democrática tras la moción de censura a Mariano Rajoy se ha transformado en una escena de decadencia institucional, donde, Pedro Sánchez ha cumplido siete años en La Moncloa, el presidente parece más empeñado en resistir que en gobernar. Sánchez ya no lidera, se parapeta. No comparece, se esconde. Agacha la cabeza como quien espera que escampe, confiando en que la memoria de los ciudadanos sea tan volátil como la dignidad de algunos de sus aliados. Un plan que —no lo olvidemos— ya le ha funcionado en el pasado. Esperemos que en esta ocasión acabe no funcionando a medio plazo.
|