Con motivo de la Semana Mundial de la Alergia, la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) alerta de la falta de formación de los monitores de campamentos para actuar ante reacciones alérgicas graves como la anafilaxia, una emergencia médica que puede poner en riesgo la vida de niños con alergias alimentarias o asma.

Un análisis realizado por SEICAP sobre los 20 cursos formativos para monitores de ocio y tiempo libre mejor posicionados a nivel nacional revela que ninguno de ellos incluye referencias específicas a las alergias en sus temarios. Incluso en los módulos dedicados a primeros auxilios no se contempla cómo identificar o tratar una reacción alérgica grave.
“Esto pone en evidencia una carencia importante en la formación que reciben estos profesionales, especialmente en aspectos que pueden ser clave para la seguridad de los menores alérgicos. Además, esta falta de preparación no solo compromete su bienestar, sino que también puede limitar su participación plena en las actividades, impidiéndoles disfrutar como cualquier otro niño”, afirma el Dr. Javier Torres, presidente de la SEICAP.
Un estudio publicado en Annals of Allergy, Asthma and Immunology revela que el 84 % del personal de un campamento de verano en EEUU considera insuficiente su formación sobre alergias alimentarias. Esta necesidad se ve reforzada en una revisión sistemática de 2025 publicada en Children’s Health Care, que advierte de la ausencia de protocolos unificados de actuación en campamentos y, especialmente del grave déficit de formación: la mayoría de los monitores no sabe reconocer los síntomas ni utilizar correctamente un autoinyector de adrenalina. Otras investigaciones han demostrado que la formación mejora significativamente la preparación, la confianza y la capacidad de actuación del personal ante emergencias alérgicas.
Uno de cada diez menores sufre asma y entre un 4 % y un 8 % padece algún tipo de alergia alimentaria. Las crisis anafilácticas suelen producirse fuera del entorno familiar, especialmente durante comidas fuera de casa, excursiones o campamentos de verano, donde también aumentan los riesgos por picaduras de insectos, lo que incrementa la posibilidad de reacciones cutáneas. A pesar de ello, los monitores de campamento no siempre están preparados para actuar.
“La anafilaxia puede desencadenarse en minutos. No basta con tener el medicamento cerca, el personal debe saber identificar los síntomas y administrar correctamente la adrenalina. De lo contrario, no sirve de nada”, asegura el doctor Torres.
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