Este martes, 6 de mayo de 2025, se conmemora el Día Mundial del Asma, una fecha impulsada por la Iniciativa Global para el Asma (GINA) para visibilizar una patología respiratoria que, según datos del Ministerio de Sanidad, impacta al 6,5% de la población española. Aunque los tratamientos han avanzado notablemente, el asma sigue siendo un desafío de salud pública, especialmente en grupos vulnerables como niños y adultos mayores.

¿Qué es el asma? El asma es una enfermedad crónica de las vías respiratorias caracterizada por la inflamación y el estrechamiento de los bronquios, lo que dificulta el paso del aire. Esta condición, que no tiene cura pero sí un manejo efectivo, se manifiesta con episodios recurrentes de síntomas que varían en intensidad y frecuencia. Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), el 80% de los casos están relacionados con respuestas alérgicas a agentes como el polen, los ácaros o los hongos ambientales.
Prevalencia en España En 2025, se estima que más de 3 millones de españoles conviven con el asma. Los últimos informes del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que la prevalencia es mayor en niños (10% en menores de 14 años) y en adultos mayores de 65 años (7%). Geográficamente, regiones con alta contaminación atmosférica, como Madrid y Barcelona, registran un 15% más de hospitalizaciones por crisis asmáticas respecto a zonas rurales. Además, el asma representa el 2% del gasto sanitario anual, según el Ministerio de Sanidad.
Síntomas y diagnóstico Los signos más comunes incluyen sibilancias (silbidos al respirar), tos seca persistente, opresión torácica y disnea (dificultad para respirar). Estos síntomas suelen empeorar por la noche o tras la exposición a desencadenantes como el ejercicio físico, el aire frío o alérgenos. En casos graves, las crisis pueden requerir atención urgente. El diagnóstico se basa en pruebas de función pulmonar (espirometría) y en el historial clínico, aunque tecnologías emergentes, como los sensores portátiles de flujo espiratorio, están facilitando el monitoreo domiciliario.
Factores desencadenantes y prevención El asma es una enfermedad multifactorial. Además de la predisposición genética, factores ambientales como la contaminación, el humo del tabaco y el cambio climático —que prolonga las temporadas de polen— agravan su incidencia. Un estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente (2024) vinculó el 30% de las exacerbaciones asmáticas en España a picos de partículas PM2.5 y NO₂. Para reducir riesgos, los expertos recomiendan evitar fumar, ventilar espacios interiores y usar aplicaciones de predicción de polen, cada vez más precisas gracias a la inteligencia artificial.
Tratamientos: desde inhaladores a terapias biológicas El manejo del asma se centra en controlar la inflamación y prevenir crisis. Los corticoides inhalados siguen siendo la piedra angular del tratamiento, combinados con broncodilatadores de acción prolongada. En los últimos años, las terapias biológicas —fármacos dirigidos a moléculas específicas del sistema inmunitario— han revolucionado el abordaje del asma grave. Según la Agencia Española de Medicamentos (AEMPS), en 2025, el 12% de los pacientes con asma severo reciben estos tratamientos, reduciendo hospitalizaciones en un 40%.
Además, la inmunoterapia con alérgenos (vacunas antialérgicas) demuestra eficacia en casos seleccionados, con una mejora del 60% en la calidad de vida tras tres años de aplicación, según SEPAR. Por otro lado, la educación del paciente es clave: programas de autocuidado enseñan a usar correctamente los inhaladores y a reconocer señales de alarma.
El futuro: innovación y concienciación La telemedicina, impulsada tras la pandemia de COVID-19, permite ahora seguimientos más dinámicos mediante plataformas digitales. Además, proyectos piloto en Cataluña y Andalucía están probando drones para entregar medicamentos de rescate en zonas rurales durante emergencias.
Sin embargo, persisten los retos. El infradiagnóstico alcanza al 20% de los adultos, según la Sociedad Española de Alergología (SEAIC), y solo el 50% de los pacientes tiene un control óptimo de su enfermedad. Por ello, diferentes campañas buscan promover chequeos preventivos y desmitificar creencias erróneas, como que el asma solo afecta a niños.
Objetivo: respirar mejor Aunque la innovación terapéutica y las políticas contra la contaminación marcan avances, la colaboración entre pacientes, profesionales y autoridades sigue siendo esencial. Como sociedad, reconocer el impacto de esta enfermedad invisible es el primer paso para respirar mejor.
|