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La Tierra se aproxima a un colapso nunca visto

El delirio del autoritarismo intelectual no conoce ni la humildad ni el respeto por la vida universal
Vida Universal
martes, 9 de agosto de 2016, 10:47 h (CET)
El planeta Tierra sería un verdadero paraíso si cada vez más seres humanos vivieran en armonía con sus criaturas hermanas, los animales, y con la naturaleza, con los reinos vegetales y minerales, con toda la madre Tierra. ¿Y por qué no es así? Porque para ello necesitaríamos buena disposición, humildad y entrega a la verdadera vida que carece de tiempo y espacio.

Desgraciadamente muchos seres humanos viven en el desvarío de creer que son la corona de la Creación, y que con la bendición eclesiástico-religiosa podrán seguir sometiendo la Tierra para sí. La mecha de la soberbia y de la arrogancia humana ya ha sido encendida, y la Tierra vivirá un colapso hasta ahora nunca visto causado por la obstinación del ser humano.

El delirio del autoritarismo intelectual no conoce ni la humildad ni el respeto por la vida universal, ni por la Creación ni por el Creador. Los reinos de la naturaleza, los animales, las plantas, los minerales, toda la Tierra en sí permanecen como unidad con su Creador, Dios, sólo el hombre se ha separado de Dios y de Su Creación.

El ser humano se permite hacer experimentos con animales para sacar conclusiones de cuán lejos puede llegar jugando a ser creador. Pero quien esté aprisionado en la alucinación de que los animales son productos inferiores de la naturaleza que están al servicio del hombre polifacético, se equivoca. Cada animalito en el Espíritu creador, el ser vivo más diminuto, el gusano, el escarabajo, el microbio, sabe de la Palabra del SER, de la Palabra del Universo. La Palabra del Creador está en las especies de los reinos vegetal y mineral. Toda la Tierra está alentada por Él.

El sufrimiento animal bajo el látigo humano es indescriptible. A las criaturas de Dios se las tortura, se las mantiene en establos estrechos, se las utiliza como animales útiles, se las entrega al carnicero para arrancarles la vida brutalmente. Los cazadores persiguen y matan a tiros a los animales silvestres en los campos y bosques, y a los animales en los mares, ríos y lagos les ocurre algo semejante. Los animales claman a su Creador suplicando ser liberados. El hombre es al fin y al cabo el causante del sufrimiento y de la destrucción de la madre Tierra. Pero suceda lo que suceda la Palabra del Creador permanece en la criatura torturada, permanece en la naturaleza y en los minerales, permanece por tanto en comunicación con el SER universal DIOS.

De esta forma cuando se escucha que cada ser vivo, por muy pequeñito que sea, es mantenido por su Creador y está en contacto con Él, se puede uno hacer una idea de cómo se sienten los animales y las plantas en la Tierra con nosotros los seres humanos. Qué duda cabe de que somos nosotros los seres humanos quienes podemos aprender de los animales y no a la inversa.

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