| ||||||||||||||||||||||
Lamine Yamal celebró hace poco más de un mes su mayoría de edad con una fiesta de temática gánster, contratando personas con enanismo para animar el “cotarro fiestero”. Creo, es opinión personal, que nadie le dijo que sí a ese tipo de fiesta, que podía hacerlo, que podía ser divertido y que tenía pasta para pagar a “cien cuadrillas de bomberos toreros”.
Suecia ha sido históricamente un ejemplo de bienestar social con una red de protección estatal admirada globalmente. Esta solidez ha contribuido a niveles de vida envidiables, y a una confianza ciudadana notable en sus instituciones. Sin embargo, en los últimos años, esta misma estructura ha empezado a mostrar fisuras.
Vivimos un tiempo en el que la inteligencia artificial (IA) avanza a un ritmo vertiginoso. Cada nueva versión sorprende por su capacidad de procesar datos, imitar el lenguaje e incluso acercarse a formas de expresión que parecían, hasta hace poco, exclusivamente humanas. Sin embargo, la cuestión de fondo no es tanto preguntarnos hasta dónde llegará la IA, sino dónde quedamos nosotros como seres humanos.
|