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Antonio Carrasco Santana, Valladolid

​La despreciable “Fachosfera”

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La “Fachosfera”, ese término de reciente incorporación al léxico patrio, cuya creación se atribuye capciosamente —al igual que la de cierta tesis doctoral sobre la diplomacia económica española—al actual presidente del Gobierno, es, en realidad, una translación de la creación léxica “fachosphère”, presente en la obra de dos periodistas franceses —Albertini, Dominique y Doucet, David (2016), La fachosphère. Comment l’extrême droite remporte la bataille d’Internet. París, Flammarion—.


Con esa impronta expansiva que caracteriza al personaje, él ha utilizado el vocablo, no para definir, como en Francia, la extensión del discurso de la ultraderecha en Internet, sino, ingeniosa y sagazmente, para reprobar merecidamente a todos aquellos que no están en sintonía con sus actos y procederes (no con su ideología: no se puede confrontar con lo ausente), a sabiendas, como todos, que “facha” es una palabra que, desde hace décadas, desde la transición, está connotada negativamente en nuestro país.


Lo que el señor Sánchez ha dado a entender, en suma, es que son deleznables todos aquellos que están al otro lado del muro que venía construyendo desde hace años en la sociedad española y que inauguró oficialmente en su último discurso de investidura. De modo tal que, a un lado, se encuentran (permítanme la alegoría cuaresmal) los de la Republicana Cofradía del Perpetuo Cambio de Opinión del Verdadero Progresismo Amnésico, los suyos; mientras que, al otro, los de la Real Cofradía de Ricos, Racistas, Xenófobos y Homófobos con Puro y Chistera de Cenáculos Escondidos, que, como es lógico, no tiene derecho a procesionar, porque, aunque el hermano mayor esté de pie, está en la oposición, no en la presidencia. Esta última es, precisamente, la folclóricamente bautizada como “Fachosfera”, que, como ha podido verse recientemente en Galicia y en otras diez regiones más, es una minoría exigua de antisociales. No hay más que ver sus agresivas actitudes: a los cambios de opinión constantes, los llaman mentiras; a la amnistía, indignidad ilegal a cambio de mantenerse en el poder; a la inmigración irregular, problema; a la okupación, vulneración de derechos, inseguridad jurídica y violencia; a los 45.000 millones de euros para Marruecos, competencia desleal; al uso de la inmigración masiva en Ceuta y Melilla como medio de manifestar el malestar, invasión, violación de fronteras y chantaje. ¡ Qué razón tiene el señor Sánchez: si es que todo en ellos es mentira y no hacen más que insultar!


Se comprenderá que, con gente así —de actitudes intolerantes, que, además, no respetan la Constitución, por resistirse a que el CGPJ pueda procesionar preceptivamente al ritmo de la presidencia—, no se puede acordar. Por el contrario, la primera de las cofradías, popularmente conocida como la “Sanchosfera” —esa fraternidad de libertarios de corazón, siempre proclives al perdón y al olvido (por la convivencia, exclusivamente), continuamente abierta al diálogo y a la concordia, que ven progresismo, feminismo e igualdad en cualquier ideología, sin importarle si quiere la escisión abrupta del país o si añora a Lenin y a Stalin— es un remanso de paz y amor en el que los cambios de opinión son flexibilidad para estar con los que más lo necesitan; la amnistía, la única vía justa para la convivencia; la inmigración irregular, acogimiento solidario; los millones para Marruecos, colaboración y entendimiento extraordinarios y la entrada masiva y por la fuerza de personas en territorio español, intercambio cultural.


Pero, ¿cómo no te vamos a querer, Presi?, si nadie como tú encarna la sencillez, la austeridad, la humildad, el desapego a todo lo mundano y la veracidad.

​La despreciable “Fachosfera”

Antonio Carrasco Santana, Valladolid
Lectores
sábado, 24 de febrero de 2024, 11:12 h (CET)

La “Fachosfera”, ese término de reciente incorporación al léxico patrio, cuya creación se atribuye capciosamente —al igual que la de cierta tesis doctoral sobre la diplomacia económica española—al actual presidente del Gobierno, es, en realidad, una translación de la creación léxica “fachosphère”, presente en la obra de dos periodistas franceses —Albertini, Dominique y Doucet, David (2016), La fachosphère. Comment l’extrême droite remporte la bataille d’Internet. París, Flammarion—.


Con esa impronta expansiva que caracteriza al personaje, él ha utilizado el vocablo, no para definir, como en Francia, la extensión del discurso de la ultraderecha en Internet, sino, ingeniosa y sagazmente, para reprobar merecidamente a todos aquellos que no están en sintonía con sus actos y procederes (no con su ideología: no se puede confrontar con lo ausente), a sabiendas, como todos, que “facha” es una palabra que, desde hace décadas, desde la transición, está connotada negativamente en nuestro país.


Lo que el señor Sánchez ha dado a entender, en suma, es que son deleznables todos aquellos que están al otro lado del muro que venía construyendo desde hace años en la sociedad española y que inauguró oficialmente en su último discurso de investidura. De modo tal que, a un lado, se encuentran (permítanme la alegoría cuaresmal) los de la Republicana Cofradía del Perpetuo Cambio de Opinión del Verdadero Progresismo Amnésico, los suyos; mientras que, al otro, los de la Real Cofradía de Ricos, Racistas, Xenófobos y Homófobos con Puro y Chistera de Cenáculos Escondidos, que, como es lógico, no tiene derecho a procesionar, porque, aunque el hermano mayor esté de pie, está en la oposición, no en la presidencia. Esta última es, precisamente, la folclóricamente bautizada como “Fachosfera”, que, como ha podido verse recientemente en Galicia y en otras diez regiones más, es una minoría exigua de antisociales. No hay más que ver sus agresivas actitudes: a los cambios de opinión constantes, los llaman mentiras; a la amnistía, indignidad ilegal a cambio de mantenerse en el poder; a la inmigración irregular, problema; a la okupación, vulneración de derechos, inseguridad jurídica y violencia; a los 45.000 millones de euros para Marruecos, competencia desleal; al uso de la inmigración masiva en Ceuta y Melilla como medio de manifestar el malestar, invasión, violación de fronteras y chantaje. ¡ Qué razón tiene el señor Sánchez: si es que todo en ellos es mentira y no hacen más que insultar!


Se comprenderá que, con gente así —de actitudes intolerantes, que, además, no respetan la Constitución, por resistirse a que el CGPJ pueda procesionar preceptivamente al ritmo de la presidencia—, no se puede acordar. Por el contrario, la primera de las cofradías, popularmente conocida como la “Sanchosfera” —esa fraternidad de libertarios de corazón, siempre proclives al perdón y al olvido (por la convivencia, exclusivamente), continuamente abierta al diálogo y a la concordia, que ven progresismo, feminismo e igualdad en cualquier ideología, sin importarle si quiere la escisión abrupta del país o si añora a Lenin y a Stalin— es un remanso de paz y amor en el que los cambios de opinión son flexibilidad para estar con los que más lo necesitan; la amnistía, la única vía justa para la convivencia; la inmigración irregular, acogimiento solidario; los millones para Marruecos, colaboración y entendimiento extraordinarios y la entrada masiva y por la fuerza de personas en territorio español, intercambio cultural.


Pero, ¿cómo no te vamos a querer, Presi?, si nadie como tú encarna la sencillez, la austeridad, la humildad, el desapego a todo lo mundano y la veracidad.

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