La muerte no perdona, su afilada guadaña nos llegará a todos, sin excepción. Desde el más alto trono a la cuna más humilde la dama de blanco visita a todos, ahora le ha llegado la hora, inopinadamente, a Michael Jackson en forma de parada cardíaca, el corazón de este negro, que nunca lo quiso ser, devenido en blanco ha dejando de latir cuando todo apuntaba a una recuperación de su música y su fama, pronto iba a comenzar en Londres una serie de conciertos que volverían a traernos su música, esa música que había quedado eclipsada por los escándalos de una vida personal nada acorde con los parámetros que la sociedad considera normales y adecuados. Ha muerto un gran cantante, un buen músico y un excelente bailarín, y todo el mundo ha quedado conmocionado.
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Michael Jackson.
| Hoy el panorama musical está de luto, los fans del cantante llevan sus flores y sus llantos a aquellos lugares que, de alguna manera, recuerdan al cantante. Desde Los Ángeles, donde sus fans se reúnen a la puerta del hospital Ronald Reagan donde murió hasta Madrid donde el Museo de Cera ha sacado a la calle la efigie del cantante para que reciba el homenaje del gran público, todos recuerdan al artista que nació negro y siempre quiso ser blanco, a ese eterno Peter Pan que se negó a crecer y al que su afición a rodearse de niños llevó a los tribunales aunque nunca fue condenado por las causas de pederastia de las que se le acusaba.
En el disco duro de mi memoria están guardadas las primeras imágenes de Michael Jackson bajo la pizpireta figura de un niño de corta edad, cuatro o cinco años, que cantaba con buena voz y se movía al ritmo de RAB, soul o funk junto a sus cuatro hermanos y tocado con un sombrero de color lila de amplia ala. Eran los tiempos, a principios de los sesenta, en que la Tamla-Motowon trataba de introducir en un mercado de blanco a sus cantantes de color y los Jackson Five eran uno de los principales productos de la discográfica. Comenzaban a circular por el mundo las reivindicaciones de los afroamericanos de USA, el “Black power” se hacía presente en muchos actos públicos y el lema “Black is beautiful”, junto con los peinados afros de Ángela Davis. nos subyugaba a los europeos más jóvenes.
Pero pronto la mejor voz de aquel grupo familiar, la de Michael Jackson, comenzó a volar sola, el grupo se quedaba estrecho para él, y hace 27 años se dio a conocer a todo el mundo con “Thriller” que supuso el nacimiento de los video-clips musicales, durante quince minutos el baile de Jackson rodeado de zombies nos mostró una nueva versión de la música y la danza. Hoy son más de 750 millones de álbumes los que el cantante de un pequeño pueblo de Indiana lleva vendidos, quizás nunca nadie más será capaz de llegar a estas cifras. Sus temas han sido bailados, entonados y tarareados por más de una generación y sus conciertos siempre degustaron el dulce sabor del éxito. El próximo 13 de Julio iba a comenzar una serie de recitales en Londres para los que ya se habían agotado las entradas, ahora muchos de sus seguidores no las devolverán convirtiendo unos sencillos trozos de papel en icono y recuerdo perenne del desaparecido cantante.
Pero las excentricidades y las acusaciones de llevar una vida desordenada, según los parámetros de la buena y bienpensante sociedad, le llevaron a las páginas de sucesos de la prensa obviando su calidad musical. En 1993 fue acusado de pederastia y el caso se solucionó mediante el pago de una suculenta cantidad a la familia del supuesto niño vejado, posteriormente sufrió más acosos de este tipo por parte de progenitores que tan sólo trataban de sacar tajada económica de la fama de abusador de menores que últimamente le perseguía. A todo ello hay que añadir la no aceptación del cantante del color de su cuerpo, la fama le hizo desear ser blanco, y para ello no paró mientes en aplicarse toda clase de adelantos científicos, desde una burbuja de oxigeno que le protegiera de los demás hasta operaciones que desfiguraron su rostro que también tuvo que sufrir los percances de un incendio.
Pero por encima de todo siempre nos quedarán sus canciones, sus pasos de baile que le acreditan como avezado bailarín y los millones de discos que ha vendido. Descanse en paz este cantante que no hizo otra cosa en la vida que dedicarse a la música y que ahora, a las puertas de reconquistar su trono de rey del pop ha visto cómo un ataque coronario acaba con su vida de eterno Peter Pan. Olvidemos sus excentricidades y recuperemos su música, su obra y no sus actos es lo que a los amantes de la música nos reconforta.
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