Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La linterna de diógenes | Terrorismo
Europa no está a la altura de las circunstancias

Debilidad europea ante la yihad

|

Uno tiene la sensación de que, tras los atentados de París en 2015 y el recentísimo en Bruselas, “la cosa” no ha hecho más que empeorar y que actos cotidianos como ir en metro o coger un avión o un tren pueden convertirse en viajes sin retorno.

Crear en nosotros esa inquietud, esa zozobra, es, por supuesto, lo que persiguen los terroristas, y me temo que poco a poco lo van consiguiendo, aunque nuestra memoria tienda a mostrarse menos activa frente a hechos trágicos o simplemente desagradables.

Pero la constancia e insistencia de los asesinos va horadando, gota a gota, atentado a atentado, nuestra consciencia. Es sólo cuestión de tiempo, si no se detiene la barbarie, que adquiramos hábitos de protección y autodefensa frente a amenazas reales o imaginarias, como si fuéramos gatos escaldados o perros apaleados. Ese será el principio de su victoria: que estemos amedrentados, que desconfiemos de todo y de todos cada vez que emprendamos un acto cotidiano.

La guerra de guerrillas siempre fue la versión pobre de la guerra; la que emprendían los pueblos oprimidos contra un poder imperialista o tiránico. Las legiones romanas temían casi más a los emboscados que irrumpían de súbito de detrás de unas peñas o del escondite que les proporcionaba la umbría de un bosque, que a enfrentarse en campo abierto al enemigo.

El terrorismo en sus diversas formas no es sino una versión moderna de aquellas incursiones bélicas de los pueblos débiles frente a un opresor, real o supuesto, ya que emplean dos de sus características básicas: el factor sorpresa y el ánimo de causar el mayor daño posible empleando un mínimo de recursos humanos y materiales, empleando el menor plazo de tiempo. Son tan aleatorios como la caída de los rayos y, por ende, tan fulminantes y destructivos… pero no vienen precedidos por otros signos, como ocurre con las tormentas. Simplemente acontecen cuando menos se espera.

Existe, sin embargo, una diferencia fundamental entre la guerra de guerrillas y los actos terroristas: aquella, a pesar de lo cruenta que pudiera ser, solía asestar sus golpes sobre objetivos políticos y militares y rara vez sobre la población indefensa. Viriato fue un héroe no porque degollara a cientos de romanos, sino por su afán de liberar a su pueblo de un opresor.

Jamás defenderé desde esta columna que el fin pueda justificar los medios, pero resulta evidente la diferencia entre el propósito de liberarse del yugo de un invasor y el afán de imponer un credo político religioso a fuerza de bombas y ráfagas de metralleta a pueblos libres que gozan de un nivel muy superior de civilización. Civilización basada en el respeto a los Derechos Humanos.

Sé que habrá alguno que me recuerde que Averroes fue un gran médico, que Ibn Quzman fue un extraordinario escritor o que la Alhambra es un portento de belleza, refinamiento y equilibrio arquitectónico… pero a estos sabelelotodo cabe responderles con aquello de “largo me lo fiais”, ya que todos estos logros intelectuales, artísticos y científicos del Islam tuvieron lugar hace 1.000 años o más. De entonces a acá han ocurrido muchas cosas (el Humanismo, el Renacimiento, la Ilustración, la Revolución Industrial…) que han encumbrado a la cultura occidental, frente al declive evidente de aquel Islam del que hoy sólo quedan ecos mitificados y restos arqueológicos.

El Islam de hoy poco o nada nos aporta, y por ello caer en el “buenismo” bobo de la Alianza de las Civilizaciones no hará otra cosa que favorecer a los que intentan minar la base de nuestros valores y logros sociales y culturales para imponer los suyos (Y no hay más que repasar el devenir político del integrista Erdogan, que ha convertido a Turquía en un estado proto islámico, para concluir que sólo a causa de la miopía política de José Luis Rodriguez Zapatero puede entenderse que lo eligiera como su primer socio en la famosa Alianza)

Europa no está a la altura de las circunstancias.

Y no me refiero exclusivamente a los garrafales errores de la Inteligencia belga, sino a algo mucho más profundo y grave:

¿Cómo es posible que la Asamblea de Francia acabe de rechazar la propuesta de Hollande para retirar la nacionalidad francesa a los convictos de terrorismo?

¿Cómo es posible que en España haya partidos políticos que rechazan firmar el llamado Pacto Antiterrorista, y que los continuemos votando?

Esa descoordinación, esa falta de concreción en los objetivos para combatir a toda costa al enemigo, son aprovechados por la yihad en su avance imparable hacia la islamización de Europa.

Nuestros gobiernos, débiles y temerosos de incurrir en la “incorrección política” (léase: en acometer acciones que no sean del gusto del café para todos del “buenismo”) van perdiendo frente a escaramuzas que muy bien podrían ser el preámbulo de acciones bélicas a mucha mayor escala; por ejemplo, con el empleo de armas nucleares y bacteriológicas, el sabotaje de centrales atómicas etc.

Lo que se deben reír algunos cada vez que les financiamos el ramadám con dinero público.

Debilidad europea ante la yihad

Europa no está a la altura de las circunstancias
Luis del Palacio
viernes, 1 de abril de 2016, 01:43 h (CET)
Uno tiene la sensación de que, tras los atentados de París en 2015 y el recentísimo en Bruselas, “la cosa” no ha hecho más que empeorar y que actos cotidianos como ir en metro o coger un avión o un tren pueden convertirse en viajes sin retorno.

Crear en nosotros esa inquietud, esa zozobra, es, por supuesto, lo que persiguen los terroristas, y me temo que poco a poco lo van consiguiendo, aunque nuestra memoria tienda a mostrarse menos activa frente a hechos trágicos o simplemente desagradables.

Pero la constancia e insistencia de los asesinos va horadando, gota a gota, atentado a atentado, nuestra consciencia. Es sólo cuestión de tiempo, si no se detiene la barbarie, que adquiramos hábitos de protección y autodefensa frente a amenazas reales o imaginarias, como si fuéramos gatos escaldados o perros apaleados. Ese será el principio de su victoria: que estemos amedrentados, que desconfiemos de todo y de todos cada vez que emprendamos un acto cotidiano.

La guerra de guerrillas siempre fue la versión pobre de la guerra; la que emprendían los pueblos oprimidos contra un poder imperialista o tiránico. Las legiones romanas temían casi más a los emboscados que irrumpían de súbito de detrás de unas peñas o del escondite que les proporcionaba la umbría de un bosque, que a enfrentarse en campo abierto al enemigo.

El terrorismo en sus diversas formas no es sino una versión moderna de aquellas incursiones bélicas de los pueblos débiles frente a un opresor, real o supuesto, ya que emplean dos de sus características básicas: el factor sorpresa y el ánimo de causar el mayor daño posible empleando un mínimo de recursos humanos y materiales, empleando el menor plazo de tiempo. Son tan aleatorios como la caída de los rayos y, por ende, tan fulminantes y destructivos… pero no vienen precedidos por otros signos, como ocurre con las tormentas. Simplemente acontecen cuando menos se espera.

Existe, sin embargo, una diferencia fundamental entre la guerra de guerrillas y los actos terroristas: aquella, a pesar de lo cruenta que pudiera ser, solía asestar sus golpes sobre objetivos políticos y militares y rara vez sobre la población indefensa. Viriato fue un héroe no porque degollara a cientos de romanos, sino por su afán de liberar a su pueblo de un opresor.

Jamás defenderé desde esta columna que el fin pueda justificar los medios, pero resulta evidente la diferencia entre el propósito de liberarse del yugo de un invasor y el afán de imponer un credo político religioso a fuerza de bombas y ráfagas de metralleta a pueblos libres que gozan de un nivel muy superior de civilización. Civilización basada en el respeto a los Derechos Humanos.

Sé que habrá alguno que me recuerde que Averroes fue un gran médico, que Ibn Quzman fue un extraordinario escritor o que la Alhambra es un portento de belleza, refinamiento y equilibrio arquitectónico… pero a estos sabelelotodo cabe responderles con aquello de “largo me lo fiais”, ya que todos estos logros intelectuales, artísticos y científicos del Islam tuvieron lugar hace 1.000 años o más. De entonces a acá han ocurrido muchas cosas (el Humanismo, el Renacimiento, la Ilustración, la Revolución Industrial…) que han encumbrado a la cultura occidental, frente al declive evidente de aquel Islam del que hoy sólo quedan ecos mitificados y restos arqueológicos.

El Islam de hoy poco o nada nos aporta, y por ello caer en el “buenismo” bobo de la Alianza de las Civilizaciones no hará otra cosa que favorecer a los que intentan minar la base de nuestros valores y logros sociales y culturales para imponer los suyos (Y no hay más que repasar el devenir político del integrista Erdogan, que ha convertido a Turquía en un estado proto islámico, para concluir que sólo a causa de la miopía política de José Luis Rodriguez Zapatero puede entenderse que lo eligiera como su primer socio en la famosa Alianza)

Europa no está a la altura de las circunstancias.

Y no me refiero exclusivamente a los garrafales errores de la Inteligencia belga, sino a algo mucho más profundo y grave:

¿Cómo es posible que la Asamblea de Francia acabe de rechazar la propuesta de Hollande para retirar la nacionalidad francesa a los convictos de terrorismo?

¿Cómo es posible que en España haya partidos políticos que rechazan firmar el llamado Pacto Antiterrorista, y que los continuemos votando?

Esa descoordinación, esa falta de concreción en los objetivos para combatir a toda costa al enemigo, son aprovechados por la yihad en su avance imparable hacia la islamización de Europa.

Nuestros gobiernos, débiles y temerosos de incurrir en la “incorrección política” (léase: en acometer acciones que no sean del gusto del café para todos del “buenismo”) van perdiendo frente a escaramuzas que muy bien podrían ser el preámbulo de acciones bélicas a mucha mayor escala; por ejemplo, con el empleo de armas nucleares y bacteriológicas, el sabotaje de centrales atómicas etc.

Lo que se deben reír algunos cada vez que les financiamos el ramadám con dinero público.

Noticias relacionadas

Parecería contradictorio afirmar que Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel durante 15 de sus 75 años de existencia, debilite tanto a su propio país. Ningún otro gobierno le ha socavado tanto interna y externamente. Queriendo evitar ir preso por fuertes acusaciones de corrupción, él ha buscado mantenerse en el poder y anular la independencia del poder judicial.

La tecnología, movida por un afán de dominio de los actuales avaros ideólogos del Neoliberalismo, ha propagado el infortunio por todo el planeta. Su única preocupación es producir bienes y servicios sin importarle los fines, ni las consideraciones éticas. Solamente les interesan el poder, la productividad, el control de los recursos. Un totalitarismo indefinido impera sobre las conciencias y proscribe las diferencias.

El 30 de marzo de 2006 Benedicto XVI recibió en audiencia a los participantes en unas jornadas de estudio sobre Europa organizadas por el Partido Popular Europeo. El Papa, como siempre, fue claro y contundente, pero hizo la advertencia previa de que “la Iglesia católica, lo que pretende principalmente con sus intervenciones en el ámbito público es la defensa y promoción de la dignidad de la persona.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto