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El Consejo de ministros aprobaba hace unos días el anteproyecto de Ley de familias, un paso más en el empeño ideológico del Gobierno de utilizar las leyes para remodelar las concepciones sobre la persona y la familia en nuestra sociedad. El gobierno, en este caso, ha decidido la tramitación urgente con lo que evitará los informes preceptivos en la práctica común de la elaboración de leyes.
Esta norma, con un fondo ideológico, va mucho más allá de facilitar la conciliación entre familia y trabajo y ayudar a las mujeres a la plena integración laboral, cuestiones que hace tiempo debieran haberse implementado. Tal vez la situación de violencia familiar, cuatro mujeres muertas el último fin de semana, que se está dando en situaciones peligrosas le haga recapacitar.
Pureza es un vocablo que, al margen de su denotación, acopia connotaciones varias. Se define, en general, por oposición a sus opuestos, es decir, a las diferentes manifestaciones de la inmundicia, la contaminación y demás mugres, que, por otra parte, pueden referirse no solo a lo físico y palpable, sino asimismo a la dimensión espiritual, en el sentido de pecado, maldad o desviación moral.
Ayer, día 1 de junio, se celebraba el absurdo Día de la Leche. ¿Qué es exactamente lo que hay que celebrar en la explotación y muerte de animales sumado al impacto medioambiental de estas industrias sin escrúpulos? La industria láctea no deja de lloriquear para recibir más subvenciones ya que, al fin y al cabo, viven de eso en lugar de fomentar las alternativas vegetales para sustituir la leche y disfrutar también del queso, lácteos o cualquier receta de repostería.
Por fas o por las tribulaciones acechantes de una manera denodada, por el carácter pusilánime acentuado con cada frustración o por las poco atinadas propuestas vitales emprendidas; escuchamos esa frase tan manida de no encontrarle sentido a la vida. Dicha expresión denota una situación lamentable de por sí, pero especialmente dolorosa si prestamos atención a los sufrimientos que la acompañan.
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