Se pregunta con agudeza un refrán popular que, si el alcalde corta pinos, qué no harán los vecinos. Esta píldora de sabiduría viene como anillo al dedo a la situación que los actuales mandatarios de Barcelona han contribuido a crear con su indolencia, su desprecio por la legalidad y su falta de ejemplaridad pública.
Esta grave situación se ha vivido en las fiestas de La Merced, en las que se produjo una víctima mortal, en medio de todo tipo de altercados, con batallas campales en las calles, quema de mobiliario urbano y vehículos, y saqueo de comercios, la alcaldesa intentó plegar velas y minimizar lo sucedido. La degradación de la convivencia en Cataluña, con el icono de una Barcelona tomada por los vándalos, es una desgracia para todos
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