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La dimisión del primer ministro italiano, Mario Draghi, aumenta el riesgo de una crisis política interna en la tercera economía del continente que desemboque en nuevas elecciones. Además, llega en un momento especialmente difícil para Europa, que se enfrenta a la recesión y al aumento de los tipos de interés.
La incertidumbre política no es nueva en Italia, ya que los gobiernos posteriores posterior a la Segunda Guerra Mundial han durado de media poco más de un año. Aunque Draghi aún podría ganar un voto de confianza y seguir como Primer Ministro, han aumentado los riesgos de que sea sustituido o de que se convoquen nuevas elecciones para octubre.
Esto no hace sino incrementar la incertidumbre europea, que ha visto cómo el euro alcanzaba la paridad con el dólar estadounidense, los rendimientos de los bonos italianos y de los mercados periféricos se disparaban y la renta variable se desplomaba. El continente se enfrenta a crecientes riesgos de recesión con el agravamiento de la crisis energética, mientras que el Banco Central Europeo se dispone a subir los tipos de interés la próxima semana por primera vez desde 2011 y a anunciar planes de intervención en los mercados de bonos para contener los costes de financiación de los gobiernos.
Las agencias de las Naciones Unidas acaban de lanzar un llamamiento urgente para reunir 2.800 millones de dólares, con los cuales auxiliar a millones de personas en la devastada Franja de Gaza y también en Cisjordania, territorios palestinos ocupados por Israel.
Las economías en desarrollo de Asia y el Pacífico crecen de manera sostenida, previsiblemente 4,9 por ciento en 2023 y en un porcentaje similar lo harán el año próximo, según las previsiones del Banco Asiático de Desarrollo (BAD). En cuanto a la inflación, se espera que se modere en 2024 y 2025, después de haber sido impulsada por el aumento de los precios de los alimentos en muchas economías durante los últimos dos años.
Hace un año estalló la guerra en Sudán y los llamamientos para detenerla crecen cuando se avecina el primer año de ese conflicto, que se ha cobrado unas 15.000 vidas de civiles y desplazado de sus hogares a más de seis millones de personas.
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