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El Gorila rojo

Pedro de Hoyos
Pedro de Hoyos
lunes, 15 de septiembre de 2008, 05:14 h (CET)
América Latina es así por culpa de los españoles que la colonizaron. Pero Estados Unidos también fue colonizada y también es así por haber sido colonizada por los ingleses (sí, ya sé, no sólo ingleses). El por qué los vecinos del norte se hayan desarrollado mucho más quizá se deba a los propios sudamericanos. O a sus dirigentes, por lo menos.

Siempre me ha llamado la atención que se eche la culpa a España de lo de la Leyenda Negra y nadie se acuerde de los que borraron del mapa norteamericano a naciones enteras. Memoria selectiva. Tengo un conocido racista que dice que el diferente nivel cultural y de desarrollo de ambas Américas se explica aludiendo a la “limpieza” que hicieron los ingleses. En fin.

Pero lo que es evidente es que después de doscientos años de independencia América del sur es así por culpa propia, claro. Ya es absurdo echarle la culpa a la colonia. Hay países con más golpes de Estado que años de independencia. Hay líderes, de izquierdas y de derechas, que parecen nacidos exclusivamente para acabar con sus propios países. Pongan a los dictadores de Argentina, de Chile, de Cuba, de Haití. Y pongan a Hugo Chávez, principio y fin de lo que está pasando con su pobre Venezuela, un hermoso país, rico y con enorme futuro que, después de haber sido esquilmado por gobernantes anteriores, está siendo reconvertido en Bananozuela por Hugo Chávez, elegido democráticamente por sus paisanos. Allá ellos, es su responsabilidad, es el futuro de sus hijos. Allá ellos, repito.

Quizá la historia del mundo se explica si seguimos la biografía de los diferentes iluminados que en él han sido. Desde Napoleón, por no retroceder mucho, a Chávez, pasando, claro, por Castro, Franco y otros tarados diversos. Los que los hemos padecido y no hemos sabido libraros de ellos tenemos nuestra responsabilidad, pero nada parecido a la de aquellos que les han apoyado. En Venezuela además le han votado. Los que le hayan votado, quiero decir.

Padecer a un dirigente nacional que insulta a sus vecinos más poderosos es para echarse a temblar, cuando no le toca al rey de España le toca Bush… o a todo Estados Unidos a la vez. “Yankis de mierda”. Poner el futuro de tu propio país en el disparadero, sólo por el puro placer de insultar a sus enemigos, es de catetos, pueblerinos e indocumentados. Que esos indocumentados lleguen a presidentes de repúblicas es responsabilidad de la masa de votantes de esa república que lo permite.

Sólo los dirigentes más desastrosos, tipo huracán del golfo de México, son inconscientes de sus limitaciones, no solucionan los problemas de su pueblo y se convierten en auténticas pesadillas, capaces de complicar el futuro de millones de habitantes… sólo con sus habilidades dialécticas. Chávez, con su populacherismo, con su caudillismo irredento es una rémora para Venezuela. Y quizá para toda Sudamérica. De momento en Bolivia ya le han dicho los generalotes que se meta en sus asuntos. Que vaya aprendiendo.

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Introducen esa chispa dubitativa de obligada atención a la hora de tomar las decisiones. Salir de ese atolladero no siempre resulta fácil, las opciones se multiplican. La falta de resoluciones de carácter absoluto se convierte en un potente estímulo para continuar con la mente abierta en busca del verdadero progreso.

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