| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
Virgen cordobesa de la Alegría,
hoy me postro ante ti, con devoción,
al contemplar Tu henchido corazón
superadas las penas que tenía.
Porque hoy, dulcísima María,
que sigues a Jesús con ilusión,
muestras un Rostrolleno de emoción
al cumplirse lo que Él mismo decía.
Y como estás gozosa allá en el Cielo
dulcísima Madredel Dios Eterno,
condúcenos por el mejor camino.
Y préstanos Tu Maternal Consuelo,
cambiando en “primavera”nuestro“invierno”
para alcanzar el Celestial destino.
A Mercedes Isabel: A mi edad, me pregunto, sin pretender escribir los versos mas triste esta tarde. Como olvidarte, flor de mi vida. Desventurado sería, no haberte tenido.
El hombre ocupa el área ocre de la pista. La mujer, el área aceituna. El hombre, debajo de una mesa liviana. Cerca y silencioso, un enanito disfrazado de enanito de jardín. El haz del “buscador”, quieto, lo ilumina. Se enloquece. Se pasea por el área ocre. Se detiene en el hombre: Romeo, el italiano. Habrán de imaginárselo: candor.
Resulta admirable encontrarse con un libro que guarda sus raíces en la investigación académica y en la fusión de las pasiones por la tradición oral y la ilustración. La cantidad de datos, citas, reflexiones minuciosas, relatos, trazos y nombres aparecen de una manera tan acertada, que en conjunto configuran ese terreno seguro donde entregarnos confiadamente a la lectura.
|