Arte es toda “actividad creativa del ser humano que consiste en transformar y combinar materiales, imágenes, sonidos, etc., para transmitir una idea o un sentimiento y producir un efecto estético, o para embellecer ciertos objetos o estructuras funcionales”
Campaña publicitaria para los Juegos Olímpicos de Pekín.
Viendo esta imagen que publicita a una conocida marca y a los Juegos Olímpicos de este verano en China es inevitable preguntarse, desde mi punto de vista si ¿la publicidad es arte?
Como mandan los cánones, en primer lugar deberíamos preguntarnos que es arte. Según la siguiente definición arte es la “actividad creativa del ser humano que consiste en transformar y combinar materiales, imágenes, sonidos, etc., para transmitir una idea o un sentimiento y producir un efecto estético, o para embellecer ciertos objetos o estructuras funcionales”. Por lo tanto y sí viésemos la anterior imagen en un museo y eliminásemos las connotaciones olímpicas llegaríamos a interpretar la imagen desde el punto de vista estético y por lo tanto, considerarla como una obra de arte. ¿Estaríamos en lo cierto?
La propia evolución de la publicidad nos muestra como las vanguardias, desde el impresionismo a la Bauhaus han constituido una sólida base sobre la que se asienta la publicidad. No hay que perder de vista la importancia de la imagen en la construcción de nuestra realidad, de forma que “una imagen vale más de mil palabras” o “¡es verdad! Lo he visto en la televisión” nos indican la relevancia de la imagen sobre su propio significado. Esto nos lleva directamente a por lo menos dos lecturas, la primera que el arte y su intrínseca relación con la imagen ha conseguido crear un universo icónico propio y la segunda, el valor del arte como comunicador.
De manera que empiezan a surgir los primeros aspectos que acercan la publicidad al arte. No tenemos que olvidar, de hecho, debemos poner de relieve el objetivo o función de la publicidad: “vender un producto”, ¿qué sucede? Pues lo lógico: de la misma manera que el arte, la publicidad ha generado un universo simbólico propio como consecuencia de su propia evolución (como lenguaje): desde el primeros carteles a la imagen anterior pasando por los botes de Campbell de Warhol se produce una interesante hibridación de lenguajes producto de la fuente de la inspiración del arte, de la interacción plástica y de la función estética de la imagen.
En la actualidad los ejemplos son numerosos y evidentes, muchas de las grandes empresas ya no venden sus productos sino que parece que venden su marca, su imagen, su estilo y estética. Todo esto hace que la belleza se haya convertido en una herramienta para hacer negocios, de manera que el arte y la publicidad confluyan en la mercantilización debido al aumento del componente económico que envuelve (en ocasiones) a ambas actividades.
Desde este punto de vista, la respuesta a la pregunta inicial sería que sí: el lenguaje publicitario (¿octavo arte?). Y en este sentido Neil Leach plantea que “todo lo que existe es imagen. Todo se traslada a un terreno estético y se valora por su apariencia; todo ha sido transformado en arte”.
Y ¿Cómo podría definirse, por ejemplo, el siguiente video-clip?
Por suerte o por desgracia, existen otros puntos de vista, y diametralmente diferentes. Ya que “la naturaleza no es arte, por más que pueda ser bella, mientras que el arte puede crear bellamente incluso copiando de la naturaleza cosa en sí mismas horribles, como la muerte”. De manera que el “arte no es ya la representación de cosas bellas son la representación bella de las cosas para alguien quien pueda percibirlas” por qué la idea de que “todo vale” es demasiado subjetiva para que algo que tenga una función tan clara como la publicidad pueda ser considerada como arte por qué utilice los recursos propios del arte.