Un chiste negro: “Entra un tío a un velatorio y dice “Lo siento”, contesta la esposa de del fallecido: “No, déjalo echao”. Y otro más: “Va la mamá a la niña ciega y le dice: “Si te vuelves a portar mal, te cambio los muebles de lugar”. La verdad es que tienen un cierto humor y una mala leche inmensa que solamente pueden agradar a los que gozan de esa mala coleman y les agrada hacer chistes con el dolor de los demás.
Claro es que en estos chistes que he puesto de ejemplo los protagonistas no tienen nombre y apellidos, o sea, no están personalizados y, por ello, no son comparables a los del concejal Emiliano Zapata, perdón, Zapata a secas, porque Emiliano fue un verdadero revolucionario; lo anterior podría ser considerado, si se tiene una pizca de ironía, como un chiste, no negro, porque los pertenecientes a esa raza, la negra, no se merecen que esta sociedad, incluyo a progresistas y conservadores, definan como “chistes negros”, o sea, xenófobos, a la mala educación rayana en la chabacanería; tendrían que volver Martin Luther King con sus sueños o Antonio Machín reivindicando sus “angelitos negros” para vergüenza de todos nosotros, entre los que no incluyo a mi querido lector o lector.
Zapata, el ex concejal de cultura de Manuela Carmena, se pasó tres pueblos al tuitear, cuando no era edil y no tenía coche oficial, unos chistes con muy mala leche de corte antisemita al más puro estilo franquista y/o nazi y entonar una blasfemia contra Irene Villa y, en ella, contra todas las víctimas del terrorismo etarra.
Fue por ello que Daniel Portero, víctima del terrorismo, interpuso una demanda contra Zapata, antisemita chistoso y amigo de hablar de cadáveres y victimas que la Fiscalía atendió y el juez Pedraz, en uso de su sabiduría como jurista, la ha desechado porque la buena de Irene no se ha sentido ofendida por el concejal de “Ahora Madrid”, al igual que ha hecho la ex juez Carmena, en su función de alcaldesa, al no enviar al barbudo e impresentable Zapata a la puta calle.
Imposible, más o menos, dice el juez Pedraz meterse en las cloacas de Twitter, y menos de forma parcial, para enchironar a más de uno o una; pues que lo haga de forma imparcial y que trate a tanto sinvergüenza por igual, pues cada vez me voy a creer que entre lo justo y lo legal existe la misma distancia que entre la decencia y la indecencia.
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